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Articulado
fundamental en la emisión o no de conductas violentas, siendo tes sexuales como los no sexuales presentaban más problemas
los resultados menos concluyentes respecto a la influencia de de conducta, más dificultades familiares y en las relaciones
la autoestima. Otros estudios señalan la influencia de la asun- con iguales, y peores resultados académicos que los jóvenes
ción de valores del individuo y el repertorio de habilidades no delincuentes. No obstante, estudiando las diferencias en-
sociales sobre los comportamientos violentos (Antolín, 2011; tre adolescentes delicuentes no sexuales y adolescentes que
López, Sánchez, Pérez-Nieto y Fernández, 2008; Luengo, So- cometieron violencia sexual, según el metaanálisis elaborado
bral, Romero y Gómez, 2002; Peña, 2011; Sobral et al., 2000). por Seto y Lalumiere (2010), los resultados de los distintos
estudios señalan que los factores de riesgo para la delincuencia
Resultados más contradictorios impiden establecer conclu- en general no son suficientes para explicar la violencia sexual
siones firmes pese a detectarse cierta relación entre niveles cometida por adolescentes.
intelectuales bajos, trastornos emocionales o psicopatológicos
como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, Worling y Långström (2006) clasificaron los factores de riesgo
trastorno disocial y el trastorno negativista desafiante. Por de la violencia sexual ejercida por menores, entendemos que
ejemplo, en el caso del nivel intelectual, se habla de la influen- referidos a la reincidencia, según el apoyo empírico recibido de
cia de algunas dificultades en los procesos cognitivos como las investigaciones realizadas. Así clasificaron como factores
la interpretación de las conductas de los demás, pero no en de riesgo apoyados empíricamente, el impulso sexual desviado,
general (Peña, 2011). antecedentes de comisión de otras agresiones/abusos sexua-
les, haber tenido múltiples víctimas, aislamiento social y no
Si nos centramos ahora en ver los factores personales que pa- completar el tratamiento como ofensor sexual. Como factores
recen resultar significativos en casos de menores que ejercen de riesgo que prometen (“promising”), señalaron las relaciones
violencia sexual, debemos hacer un alto en el camino para problemáticas con los padres y las actitudes que apoyan con-
analizar dos aspectos al respecto. En primer lugar comenzar ductas de violencia sexual.
señalando la gran heterogeneidad de este grupo de menores
ofensores sexuales defendida por los principales expertos de Respecto a los factores más específicos relacionados con la vio-
la materia (Cale, Smallbone, Rayment-McHugh y Dowling, lencia sexual, uno de los que más se ha analizado es la histo-
2015; Freeman, Dexter-Mazza y Hoffman, 2005; Forman, ria de victimización sexual, sobre todo se ha querido conocer
2013; Jaffé, 2010; Joyal, Carpentier y Martin, 2016; Seto y La- hasta qué punto el haber sido víctima de violencia sexual se
lumiere, 2010; Valliant y Clark, 2009; van der Put y Asscher, relaciona con cometer violencia sexual. Burton (2003) señala-
2015; van Wijk et al., 2006). Esta heterogeneidad hace que ba como posibles mecanismos que relacionarían haber sufrido
a la hora de comparar este grupo con, por ejemplo, menores violencia sexual y posteriormente cometerlo, el modelado, el
que ejercen otras formas de violencia, sea complicado obtener condicionamiento que resulta de cualquier estimulación se-
resultados concluyentes. xual causada por el abuso/agresión sexual con estímulos rela-
cionados con los hechos ocurridos, y la adopción de actitudes
En segundo lugar, hay que tener en cuenta llegados a este pun- permisivas y creencias erróneas sobre el sexo entre menores
to, que un gran número de menores que cometen violencia y adultos. En consonancia con estas explicaciones, Burton
sexual también muestran otros problemas de conducta y pue- encontró que los adolescentes que habían sufrido violencia
den ejercer otras formas de violencia, lo cual dificultad esta- sexual y que habían posteriormente cometido dicho tipo de
blecer difrencias entre factores que ejercen un papel relevante violencia, solían cometer el mismo tipo de actos sexuales que
en cualquier forma de violencia y los que serían específicos de habían experimentado ellos mismos. No obstante, cabría es-
la violencia sexual (van Wijk et al., 2006; Seto y Lalumiere, perar que estos adolescentes que cometen violencia sexual y
2010). Aquí nos encontramos con dos perspectivas, una que se que también la sufrieron hayan sido víctimas también de otras
centra en factores de riesgo específicos para la violencia sexual, formas de maltrato (físico, psicológico, negligencia, etc.), ya
estudiando factores tales como la historia de abuso sexual, in- que estas suelen no darse aisladamente, anque cabe esperar
adecuado apego en la infancia, dificultades en contactos socia- que sea más significativa la experiencia de victimización se-
les entreiguales, y experiencias e intereses sexuales atípicos. La xual. Y teniendo en cuenta el efecto del modelado tendríamos
otra linea de estudio que podriamos denominar explicación de que considerar que la variable exposición a la violencia sexual
la violencia sexual basada en la delincuencia en general, asume estaría mas presente en los adolescentes que agreden sexual-
que este tipo de violencia es una manifestación más de ten- mente que los que ejerecen otras formas de violencia (Seto y
dencias antisociales en general (Forman, 2013; van der Put y Lalumiere, 2010). En general los estudios suelen mostrar que
Asscher, 2015) y por tanto analiza los factores que han demos- los menores que ejercen violencia sexual suelen presentar más
trado que diferenciarían a los menores delincuentes de los no antecedentes de victimización sexual que los menores que co-
delincuentes, como por ejemplo rasgos de personalidad anti- meten otras formas de violencia. Sin embargo, esto no quiere
social, problemas tempranos de conducta, actitudes y creencias decir ni que todos los agresores sexuales tengan antecedentes
antisociales, estilo educativo de los padres, relación con com- de victimización sexual, ni que todas las víctimas vayan a con-
pañeros delincuentes, o abuso de sustancias. Por ejemplo, Ro- vertirse en agresores (van Wijk et al., 2006).
nis y Borduin (2007) al comparar respecto a diversas variables
demográficas y personales a cinco grupos (ofensores sexuales En cuanto al impacto del factor apego en la comisión de vio-
de menores, ofensores sexuales de iguales o adultos, ofenso- lencia sexual, hay que mencionar en primer lugar como seña-
res violentos, delincuentes no violentos y no delincuentes) de lan Marshall y Marshall (2000) que una vinculación pobre en
23 chicos cada uno con edades comprendidas entre los 10 y la infancia se relaciona con un mayor riesgo de sufrir violencia
los 17 años, comprobaron que tanto los menores delincuen- sexual dado que estos menores tenderán a buscar relaciones
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