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Dossier
en 1990. Este gigantesco pacto casi universal (sólo un país no
los niños mienten
lo ha ratificado –Estados Unidos-), unifica un deseo inque-
brantable de la comunidad internacional, de que el principio
Durante toda la antigüedad y hasta no hace mucho, cuando rector de esa Convención, la protección integral de los ni-
una criatura se quejaba o daba señales de abusos sexuales, la ños, se traduzca en una mejor legislación y en consecuencia en
manera más sencilla, rápida y efectiva de neutralizar esos di- prácticas adecuadas a la gravedad de los delitos que los afectan
chos y sospechas era afirmar que “los niños mienten…” con y a la lucha contra la impunidad.
estas tres fáciles palabras, era suficiente dar por tierra cualquier
pretensión de sanción para algún sospechado de pedofilia. Esas nuevas leyes, muchas veces son difíciles de aplicar por la
resistencia que generan, pero resultan herramientas formida-
La falta de conocimiento acerca de las principales caracterís- bles para detectar y denunciar discursos prejuiciosos actuales
ticas y consecuencias de los abusos sexuales a niños, era sin en el tratamiento de la temática del abuso sexual infantil. En
duda el aval que requerían los abusadores y sus defensores para especial, de parte de muchos los operadores y entre ellos de
descalificar cualquier acusación. numerosos jueces, que son quienes tienen a su cargo la gran
responsabilidad de tomar las decisiones finales.
Obviamente a esa ignorancia debía sumarse la desidia de los
jueces que se identificaban con ese vergonzoso imaginario his- Como se decía, recién en las últimas décadas del siglo XX, se
tórico y cerraban rápidamente cualquier causa que pretendie- comenzaron a notar cambios importantes en la mirada sobre
ra responsabilizar a algún abusador. Esa complicidad ha sido el maltrato y abuso infantil. Fundamentalmente a través de in-
siempre un decisivo aporte a la impunidad y no es justo seguir vestigadores como Roland Summit quien describió en 1983 el
disimulándola. síndrome de acomodación al abuso sexual infantil, y que permitió
contar con elementos teóricos serios que fueron vaciando de
contenido los argumentos históricamente descalificantes de la
palabra de las víctimas.
los avances recientes
Summit señaló una secuencia de patrones conductuales que se
El conocimiento y reflexión acerca de las prácticas violentas a observan habitualmente en los niños abusados:
través de la historia, ayuda igualmente a comprender mejor las
manifestaciones actuales de violencia y discriminación hacia • el secreto
niños en especial y en general contra los integrantes de gru-
pos vulnerables de la sociedad. Asimismo, eso permite conocer • la desprotección
mejor la ideología que sustenta esas costumbres, y facilitan el
mantenimiento de legislaciones y prácticas revictimizantes de • el atrapamiento y la acomodación
intervención.
• la revelación tardía, conflictiva y poco convincente y
Una de las trabas más dañinas que han debido superar los pro-
fesionales comprometidos con la protección de los niños, ha • la retractación.
sido la tendencia de los historiadores tradicionales, de ocu-
parse sólo de estudiar y difundir los acontecimientos que ellos A partir de ese y otros importantes aportes, se fue generando
denominaban “públicos” y no los que también ellos calificaban un movimiento formativo de los profesionales dedicados a
como “privados”. Obviamente, todo lo que significara maltrato intervenir en casos de abuso, quienes de manera progresiva,
o abuso de niños en el seno de la familia integraba el concepto se fueron resistiendo tanto a las prácticas dañinas para las
de “cuestiones privadas”, con lo cual, con su ocultamiento, al víctimas, como a los argumentos conservadores con los que
tiempo que acompañaban el imaginario histórico de naturali- se pretendió continuar con las peores tradiciones de impu-
zación del maltrato y abuso, efectuaban un lamentable aporte nidad.
a la impunidad de esas prácticas.
La maniquea separación en esta materia entre lo público y lo
las reacciones
privado, siempre encubrió posiciones ideológicas necesaria-
mente identificadas con una cosmovisión autoritaria. De ese
modo, a través del tiempo, el derecho objetivó aquella vergon- Esta evolución, lógicamente produjo reacciones. Obviamente
zosa historia de abuso y discriminación mediante la legisla- de parte de los abusadores que vieron desmoronarse la faci-
ción que rigió durante siglos en la mayoría de los países. Leyes lidad con que sus automáticas descalificaciones, tanto de los
hechas por adultos varones que garantizaban la impunidad niños como de sus madres, convencían a los operadores poli-
para los abusadores que en su inmensa mayoría, también eran ciales y judiciales.
adultos y varones.
Recurrieron entonces a los asesores infaltables, ávidos del be-
Esa legislación, recién en las últimas décadas ha comenzado neficio económico incluido en esa ayuda y muchas veces to-
a modificarse en lo sustancial, gracias a la irrupción de una mando con entusiasmo la tarea de ayudar –consciente o in-
nueva visión de la infancia que se tradujo en la Convención conscientemente- a mantener la triste tradición histórica de
Internacional Sobre los Derechos del Niño, que entró en vigor descalificar víctimas y acompañantes.
76 Infancia, Juventud y Ley