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Investigación empírica
Mitos y memes: Cultura y cogniciones.
Nutrientes esenciales de la violencia de género
Jorge Sobral
XoSé antón g. Fraguela
Directores Científicos de la Revista Universidad de Santiago de Compostela
No hace tanto tiempo que a los niños se nos enseñaba “His- Adán, desde luego, en el fotoshop bíblico. Su esencia queda
toria Sagrada”. Formaba parte de aquella suerte de amalga- contaminada de los halos de la divinidad.
ma de ideología, mitos e interesadas fantasías fascistas que se
servían como guarnición de las matemáticas (y otros asuntos La narrativa judeocristiana sigue con la descripción de los mi-
de menor interés) en el programa formativo del nacional- tos fundacionales. El “paraíso” no debía ser tanto, ya que Adán
catolicismo. No haría falta insistir demasiado en el interés se aburre. Y Dios, generoso con su alter ego, decide otorgarle
y productividad de los enfoques históricos para iluminar los compañía. Cualquiera sin lecturas bíblicas podría suponer que
tiempos presentes. Los estados actuales de tantos asuntos no Dios, el Señor, el dueño de su obra, habría creado a la mujer
son producto ni de la casualidad ni de la influencia de actores en modo y manera simétrico a aquel que empleó con el varón,
que en momentos discretos hayan cambiado el rumbo de los honrándole con el préstamo semántico, con el magno signifi-
acontecimientos. Lejos de ello, casi siempre es posible rastrear cado, de su imagen y semejanza. Claro. Esa sería la lógica mí-
las huellas del “proceso” histórico que deviene en realidades tica de la igualdad. Pero las culturas patriarcales, androarquí-
tangibles en el hoy. cas y androcéntricas, no podrían consentir tal disparate en sus
narrativas constituyentes. Lejos de ello, Adán debió percibir
Bien. Pero nótese que esta melancólica alusión incorpora un algún día que alguna excrecencia asomaba por su costado…
matiz que no podemos ignorar ni infravalorar. Esa historia a la hasta que, de una costilla, surgió Eva. ¿Podría crearse una me-
que nos referimos se apellidaba “sagrada”. Nada menos; un tipo táfora más ruda y sólida de la dependencia, de la propiedad, de
de saberes referidos a un universo inatacable, reificado, sólido la radical necesidad ontológica que Eva muestra ante Adán?
y más allá de lo discutible; ajeno a los saberes tributarios de la Tampoco seria ocioso considerar el asunto desde la lógica in-
prueba, de la demostración, de la plausibilidad. Saberes que ig- terna del discurso bíblico en términos de las claves del “regalo”;
noran el “contexto de justificación” que caracteriza a los saberes es algo no necesariamente merecido, no es un pago o salario,
rigurosos; en su vertiente más sistemática, los saberes científicos. no es un bien equivalente a otro que se da en contrapresta-
ción. El regalo es caprichoso, voluntario, “generoso”…Eva es
La sacralidad de la que hablamos nos conduce inexorablemen- el regalo para Adán. Y bien claro tienen las memes populares
te al campo de los mitos, de las grandes fantasías colectivas. aquello de “Santa Rita, Santa Rita…lo que se da no se quita”.
Y cuando es una sacralidad con pretensiones historicistas, El regalo implica una transferencia definitiva de propiedad.
nos asoma al background de los mitos primeros, de los mitos ¿Podría extrañar a alguien, pues, que todos los expertos coin-
fundacionales, de aquellas creencias que vertebran y estructu- cidan en que tras las múltiples formas de la violencia de género
ran todo un edificio complejo de cogniciones comunitarias e asome casi siempre un trasfondo creencial en que los varones
individuales. Así, en definitiva, historia y sacralidad desem- sostienen que ellas son “suyas”, son su propiedad? (La maté
bocan en el análisis de los orígenes, de la génesis. Y, por lo porque era mía…será mía o de nadie…son algunos ejemplos
que a nuestra cultura toca, al Génesis, allí donde se conden- de precipitados lingüísticos que reflejan las cogniciones tóxicas
san representaciones míticas de nuestro magma judeocristiano en que ha derivado tantas veces la narrativa judeocristiana).
acerca de nuestro origen, de nuestros principios, acerca de los
bautismos de culpa, discriminación, pecado…que incorpora la No quisiéramos importunar demasiado al lector insistiendo en
narrativa mística protorreligiosa. lo obvio. Pero tal vez no estaría mal recordar también el papel
de lo femenino en el final de los incontables bienes del paraíso.
¿Cómo empezó todo?. Recuerde el amable lector que nues- Azuzado por Eva, Adán come el fruto prohibido…o sea, peca.
tro Dios reservó lo mejor de sí mismo para “crear ex novo”, Y desde entonces se acabaron los bienes donados…se abre el
mediante acto único y majestuoso, al varón. El supremo y cul- tiempo de los bienes “ganados”(“ganaras el pan con el sudor
minante acto de la creación, Adán, es fruto de una proyección de tu frente …”). La lógica de la “acción” es sustituida por la
“holística” de la naturaleza divina; esto es, alguien omnipoten- del “trabajo”, el esfuerzo, la penosidad, el valle de lágrimas. En
te, omnisciente, todo bondad y sabiduría (el Dios creador) se pocas palabras, Eva fue decisiva en la metamorfosis del paraíso
vuelca en su producto: un ser, el varón, hecho “…a su imagen en la lógica del sufrimiento.
y semejanza”. Nada menos. Una suerte de clonación de las vir-
tudes del sumum de todas las virtudes, el varón como metoni- Es claro que estos legados culturales dejan multitud de huellas
mia y precipitación de las dotes de la divinidad. No queda mal en una gran diversidad de dominios. Pero si hubiera una here-
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