Page 28 - infancia_juventud_y_ley-3
P. 28
Investigación empírica
que pueden obtener al repetir la acción, mayor impacto ejer-
Introducción
cerá la violencia observada en ellos. Especialmente proclives al
aprendizaje por imitación de los comportamientos violentos
Existe una larga tradición dentro de la Psicología, y concreta- son los más pequeños, los de 3 a 8 años, al no ser capaces de
mente dentro de la Psicología Social, a la hora de estudiar la distinguir de manera adecuada la realidad de la fantasía. Este
influencia de los medios de comunicación, y específicamen- dato también ha sido corroborado por Clemente y Espinosa
te la televisión. Uno de los rasgos definitorios de la cultura (2009), quienes además verificaron cómo existe una atracción
televisiva es que la violencia constituye la regla en lugar de general hacia la violencia por parte de los menores (Vidal,
la excepción (véase, por ejemplo, Roda -1989-). Ya el estudio Clemente y Espinosa, 2003).
clásico de Gerbner (1979) señalaba que a finales de los años 70
un niño norteamericano, al acabar la escuela secundaria, había Otros estudios han llegado a conclusiones similares. Así, Bel-
presenciado ante el televisor más de 13.000 muertes violentas. son (véase Barrios, 2005), además de encontrar que la alta ex-
Y dado que ver la televisión constituye una de las principales posición a la violencia en los medios incrementa el grado de
actividades de los niños y de los jóvenes (por no incluir a los violencia (especialmente en menores), hay determinados pro-
adultos), muchos autores han intuido que nos encontramos gramas que son más potentes a la hora de generar violencia:
ante un grave problema. Los datos actualizados de los estudios aquellas películas en las que la violencia aparece dentro de un
de Gerbner han dejado muy atrás los resultados señalados, ele- contexto de relaciones personales cerradas, aquellas películas
vando la cifra a 100.000 actos violentos al acabar los estudios en las que la violencia aparece sin que sea necesaria dentro
primarios. del argumento, los programas en los que la violencia aparece
como algo bueno o que conlleva una buena causa, y las pelí-
Una de las consecuencias de este hecho ha sido el que se haya culas de género violento en las que constantemente se exhibe
creado el término “cultura de la violencia” al referirse a los es- la misma.
tudios que tratan sobre visionado de televisión. Y la mayoría
de los autorías, siguiendo la línea de estudios comenzada por Curiosamente, el mismo autor cita cómo hay programas en los
Bandura, al afirmado que cuanto mayor sea el tiempo de ex- que aunque se exhiba violencia, son poco propensos a generar
posición a la programación televisiva, mayor será el riesgo de violencia en los menores: los programas deportivos, los dibu-
aprendizaje y posterior ejecución de dichas conductas. Ban- jos animados, aquella que se exhibe en programas de ciencia
dura (1976), pionero en el establecimiento de esta conexión, ficción, y las comedias. Otros trabajos han demostrado cómo
demostró cómo la reiterada observación de escenas violentas el visionado de televisión está relacionado con la agresividad
en televisión repercute sobre la agresividad de los menores, e incluso con la delincuencia (Clemente, 2005; Clemente y
comenzando este fenómeno, según sus datos, a partir de los 3 Vidal, 1995).
años de edad. Trabajos como el de Turner, Hesse y Peterson-
Lewis (1986) mostraron cómo este efecto se agudizaba y expli- Desgraciadamente, existen casos en los que la imitación hace
caba mejor la agresividad en los varones que en las mujeres. que un niño se tire por la ventana imitando a Superman, o un
adolescente robe una avioneta y emule el atentado de las To-
Las investigaciones realizadas sobre cuánto tiempo están ex- rres Gemelas en Nueva York, estrellándose contra un rascacie-
puestos al visionado de la televisión dependen en función de los (véase, por ejemplo, Clemente, 2005). Lo cierto es que mu-
que se recojan mediante autoinformes o mediante datos obje- chos autores han señalado cómo el mero consumo televisivo,
tivos provenientes de los audímetros. Autores como Clemente independientemente de su contenido, parece ser un elemento
han señalado cómo existe una tendencia a no ser consciente negativo para los menores (Del Río, Alvarez y Del Río, 2004).
del consumo televisivo que tiene cada uno, de forma que es Y especialmente se ha señalado como especialmente dañino
bastante común que una persona crea estar expuesto al visio- un consumo por encima de las 4 horas diarias (Neuman, 1988;
nado televisivo entre 3 y 6 veces menos tiempo del que real- Potter, 1987. En Del Río, Alvarez y del Río, 2004).
mente lo está (es bastante normal que muchas personas crean
ver televisión entre 1 ó 2 horas al día, cuando en realidad es- Claro que siempre está presente la polémica de hasta qué
tán visionando entre 3 y 6 horas diarias este medio. También punto es preciso que se preste atención para que exista una
este autor informa que los niños de 4 a 12 años, en datos de influencia de la televisión. García (2000) verificó la poca aten-
estudios objetivos, visionan la televisión como media anual 3 ción que la mayoría de los niños presta al televisor, de manera
horas y 45 minutos diariamente la televisión, y dicha cantidad que de 40 horas de encendido de la misma sólo se presta aten-
aumenta cada vez más con la edad, llegando a las casi 5 horas ción a 3 y media. Pero el problema es determinar si la atención
en los más mayores (véase los datos aportados por Urra, Cle- constituye un fenómeno activo o pasivo. Los que apoyan la
mente y Vidal, 2000). idea de que el niño es un receptor pasivo, consideran que la
televisión consigue “desconectar” la mente del niño y exige de
Existen investigaciones, como por ejemplo la de Halloran él muy poco esfuerzo para seguir los programas. Según esta
(1970), que apoyan que el visionado de la violencia en los teoría los programas son “absorbidos” pasivamente, como una
programas televisivos puede tener efectos perjudiciales espe- serie de escenas desconectadas entre sí, en lugar de cómo una
cialmente en los menores. Señala cómo por observación tanto serie de hechos cuya unión constituye un todo coherente. Ya
incidental como accidental son fuente de aprendizaje de acti- Anderson (1976) se había referido a esta cuestión, observando
tudes y conductas violentas. En la medida en que los menores que los niños dejaban de mirar la pantalla una media de 150
se identifican con los personajes violentos que observan en los veces cada hora, por un tiempo medio no superior a los 15
medios y perciben la utilidad o anticipación la gratificación segundos.
28 Infancia, Juventud y Ley