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Investigación empírica




                                                                que pueden obtener al repetir la acción, mayor impacto ejer-
                             Introducción
                                                                cerá la violencia observada en ellos. Especialmente proclives al
                                                                aprendizaje por imitación de los comportamientos violentos
          Existe una larga tradición dentro de la Psicología, y concreta-  son los más pequeños, los de 3 a 8 años, al no ser capaces de
          mente dentro de la Psicología Social, a la hora de estudiar la   distinguir de manera adecuada la realidad de la fantasía. Este
          influencia de los medios de comunicación, y específicamen-  dato también ha sido corroborado por Clemente y Espinosa
          te la televisión. Uno de los rasgos definitorios de la cultura   (2009), quienes además verificaron cómo existe una atracción
          televisiva es que la violencia constituye la regla en lugar de   general  hacia  la  violencia  por  parte  de  los  menores  (Vidal,
          la excepción (véase, por ejemplo, Roda -1989-). Ya el estudio   Clemente y Espinosa, 2003).
          clásico de Gerbner (1979) señalaba que a finales de los años 70
          un niño norteamericano, al acabar la escuela secundaria, había   Otros estudios han llegado a conclusiones similares. Así, Bel-
          presenciado ante el televisor más de 13.000 muertes violentas.   son (véase Barrios, 2005), además de encontrar que la alta ex-
          Y dado que ver la televisión constituye una de las principales   posición a la violencia en los medios incrementa el grado de
          actividades de los niños y de los jóvenes (por no incluir a los   violencia (especialmente en menores), hay determinados pro-
          adultos), muchos autores han intuido que nos encontramos   gramas que son más potentes a la hora de generar violencia:
          ante un grave problema. Los datos actualizados de los estudios   aquellas películas en las que la violencia aparece dentro de un
          de Gerbner han dejado muy atrás los resultados señalados, ele-  contexto de relaciones personales cerradas, aquellas películas
          vando la cifra a 100.000 actos violentos al acabar los estudios   en las que la violencia aparece sin que sea necesaria dentro
          primarios.                                            del argumento, los programas en los que la violencia aparece
                                                                como algo bueno o que conlleva una buena causa, y las pelí-
          Una de las consecuencias de este hecho ha sido el que se haya   culas de género violento en las que constantemente se exhibe
          creado el término “cultura de la violencia” al referirse a los es-  la misma.
          tudios que tratan sobre visionado de televisión. Y la mayoría
          de los autorías, siguiendo la línea de estudios comenzada por   Curiosamente, el mismo autor cita cómo hay programas en los
          Bandura, al afirmado que cuanto mayor sea el tiempo de ex-  que aunque se exhiba violencia, son poco propensos a generar
          posición a la programación televisiva, mayor será el riesgo de   violencia en los menores: los programas deportivos, los dibu-
          aprendizaje y posterior ejecución de dichas conductas. Ban-  jos animados, aquella que se exhibe en programas de ciencia
          dura (1976), pionero en el establecimiento de esta conexión,   ficción, y las comedias. Otros trabajos han demostrado cómo
          demostró cómo la reiterada observación de escenas violentas   el visionado de televisión está relacionado con la agresividad
          en  televisión  repercute  sobre  la  agresividad  de  los  menores,   e incluso con la delincuencia (Clemente, 2005; Clemente y
          comenzando este fenómeno, según sus datos, a partir de los 3   Vidal, 1995).
          años de edad. Trabajos como el de Turner, Hesse y Peterson-
          Lewis (1986) mostraron cómo este efecto se agudizaba y expli-  Desgraciadamente, existen casos en los que la imitación hace
          caba mejor la agresividad en los varones que en las mujeres.   que un niño se tire por la ventana imitando a Superman, o un
                                                                adolescente robe una avioneta y emule el atentado de las To-
          Las investigaciones realizadas sobre cuánto tiempo están ex-  rres Gemelas en Nueva York, estrellándose contra un rascacie-
          puestos al visionado de la televisión dependen en función de   los (véase, por ejemplo, Clemente, 2005). Lo cierto es que mu-
          que se recojan mediante autoinformes o mediante datos obje-  chos autores han señalado cómo el mero consumo televisivo,
          tivos provenientes de los audímetros. Autores como Clemente   independientemente de su contenido, parece ser un elemento
          han señalado cómo existe una tendencia a no ser consciente   negativo para los menores (Del Río, Alvarez y Del Río, 2004).
          del consumo televisivo que tiene cada uno, de forma que es   Y especialmente se ha señalado como especialmente dañino
          bastante común que una persona crea estar expuesto al visio-  un consumo por encima de las 4 horas diarias (Neuman, 1988;
          nado televisivo entre 3 y 6 veces menos tiempo del que real-  Potter, 1987. En Del Río, Alvarez y del Río, 2004).
          mente lo está (es bastante normal que muchas personas crean
          ver televisión entre 1 ó 2 horas al día, cuando en realidad es-  Claro  que  siempre  está  presente  la  polémica  de  hasta  qué
          tán visionando entre 3 y 6 horas diarias este medio. También   punto es preciso que se preste atención para que exista una
          este autor informa que los niños de 4 a 12 años, en datos de   influencia de la televisión. García (2000) verificó la poca aten-
          estudios objetivos, visionan la televisión como media anual 3   ción que la mayoría de los niños presta al televisor, de manera
          horas y 45 minutos diariamente la televisión, y dicha cantidad   que de 40 horas de encendido de la misma sólo se presta aten-
          aumenta cada vez más con la edad, llegando a las casi 5 horas   ción a 3  y media. Pero el problema es determinar si la atención
          en los más mayores (véase los datos aportados por Urra, Cle-  constituye un fenómeno activo o pasivo. Los que apoyan la
          mente y Vidal, 2000).                                 idea de que el niño es un receptor pasivo, consideran que la
                                                                televisión consigue “desconectar” la mente del niño y exige de
          Existen  investigaciones,  como  por  ejemplo  la  de  Halloran   él muy poco esfuerzo para seguir los programas. Según esta
          (1970),  que  apoyan  que  el  visionado  de  la  violencia  en  los   teoría los programas son “absorbidos” pasivamente, como una
          programas televisivos puede tener efectos perjudiciales espe-  serie de escenas desconectadas entre sí, en lugar de cómo una
          cialmente en los menores. Señala cómo por observación tanto   serie de hechos cuya unión constituye un todo coherente. Ya
          incidental como accidental son fuente de aprendizaje de acti-  Anderson (1976) se había referido a esta cuestión, observando
          tudes y conductas violentas. En la medida en que los menores   que los niños dejaban de mirar la pantalla una media de 150
          se identifican con los personajes violentos que observan en los   veces cada hora, por un tiempo medio no superior a los 15
          medios y perciben la utilidad o anticipación la gratificación   segundos.

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