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En relación con el envejecimiento de la población del medio rural es necesario
mencionar que los cuidados de las personas dependientes recaen, principalmente
en el ámbito familiar, siendo mayoritariamente las mujeres quienes desarrollan dichos
cuidados y, en una importante proporción, mujeres familiares (hijas, esposas, nueras,
etc.) de la persona dependiente. Con ello, se produce una mayor carga de trabajo
de cuidados en las mujeres de edades intermedias, lo que conlleva una disminución
de su presencia en el ámbito laboral. A su vez, este hecho provoca mayores
dificultades de las mujeres para poder conciliar su vida personal, familiar y laboral, tal
y como se mostrará en el siguiente capítulo, una peor calidad en el empleo.
Calidad de vida de las mujeres en el medio rural
El rol de cuidadoras que las mujeres tienen asignado socialmente, tanto en el medio
rural como en el urbano, hace que ellas sean las principales usuarias de los servicios
vinculados con los cuidados, de tal modo que las deficiencias de servicios e
infraestructuras existentes en el medio rural inciden en una merma de su calidad de
vida y en una menor participación económica, política y sociocultural de las mujeres.
La persistencia de los roles de género en el medio rural y la división sexual del trabajo,
que sitúa las responsabilidades familiares y de cuidados principalmente en mano de
las mujeres, provocan importantes diferencias entre los usos del tiempo de hombres y
mujeres en el medio rural. Tal y como se recoge en la Encuesta del empleo del
tiempo , en España las mujeres dedican al hogar y la familia 4 horas y 7 minutos
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diarios, frente a 1 hora y 54 minutos que dedican los hombres. Sobra decir que el
tiempo de más que invierten las mujeres en el hogar y la familia, les resta
disponibilidad para realizar otras actividades (trabajo remunerado, participación,
ocio, etc.).
Otro punto importante que condiciona la calidad de vida en el medio rural se
encuentra en el acceso y uso de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación (TIC). Al analizar con perspectiva de género el uso de las TIC, se
observa la existencia de una brecha digital de género, definida como la diferencia
entre el porcentaje de hombres y el porcentaje de mujeres en el uso de indicadores
TIC. Pese a la mayoritaria presencia de mujeres en todas las ramas de la enseñanza
universitaria, con la excepción de las titulaciones técnicas, la brecha digital de
género sigue persistiendo, incidiendo factores de carácter múltiple como es el caso
del origen rural o urbano, siendo la brecha digital de género mayor en el caso de las
mujeres del medio rural.
6 Instituto Nacional de Estadística, datos actualizados a 2012.
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