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Investigación empírica
los problemas de conducta en base a los estudios de trayectorias, será necesario intentar superar alguna de las limitaciones que
sabemos que un grupo importante de niños con problemas de han afectado al desarrollo del estudio UDIPRE (e.g., tamaño
conducta de inicio temprano, integrados mayoritariamente en el muestral). Por otra, además de prestar atención a los dilemas
grupo Externalizante, van a ver reducidos sus niveles de conducta teóricos que todavía quedan por resolver (e.g., la heteroge-
problemática de forma significativa, por lo que cobra sentido que neidad de los problemas de conducta de inicio temprano, la
su valor predictivo se vea notablemente reducido con el paso del conceptualización de la personalidad psicopática), la investi-
tiempo. En definitiva, los rasgos psicopáticos resultan claves a la gación futura deberá intentar extrapolar todo el conocimiento
hora de identificar a un grupo de niños de alto riesgo (Khan et acumulado hasta la fecha al ámbito aplicado, diseñando in-
al., 2012). Esto es particularmente cierto cuando problemas de tervenciones preventivas dirigidas a los perfiles de alto riesgo
conducta y rasgos psicopáticos se dan de manera conjunta; sin (e.g., niños con problemas de conducta y rasgos psicopáticos),
embargo, el papel de la personalidad psicopática mantiene su re- trabajando de forma intensiva las necesidades y déficits espe-
levancia incluso en la ausencia de conductas problemáticas (Rowe cíficos a este grupo (e.g., baja empatía, dureza emocional), e
et al., 2010), lo cual tiene importantes implicaciones teóricas (i.e., incluyendo aquellos mecanismos que han mostrado su validez
la inclusión o no de la conducta antisocial dentro de la conceptua- como factores de cambio (e.g., prácticas parentales positivas).
lización del constructo) y principalmente prácticas (i.e., clasifica- Todo ello con el fin no sólo de reducir los problemas presentes
ción diagnóstica, diseño de intervenciones, etc.). sino de prevenir desajustes futuros, favoreciendo así el bien-
estar emocional, conductual y psicosocial de nuestros jóvenes.
Los modelos evolutivos de la personalidad psicopática pueden
verse también reforzados a partir de los resultados de los estu-
dios de estabilidad. Por una parte, teniendo en cuenta que los
rasgos psicopáticos permanecen relativamente estables desde
la infancia hasta la adolescencia, se refuerza la utilidad de la
personalidad psicopática como constructo evolutivo, así como
su poder predictivo a lo largo del tiempo (Andershed, 2010).
Por otra parte, teniendo en cuenta la existencia de determi-
nados patrones de cambio, se corrobora que los rasgos psico-
páticos no son inmutables y que, por tanto, existen mecanis-
mos capaces tanto de potenciar como de reducir su desarrollo
(Fontaine et al., 2011), lo cual conlleva importantes implica-
ciones en términos de prevención e intervención particular-
mente a edades tempranas. En relación al estudio de la dureza
emocional, se han podido identificar determinadas prácticas
parentales (i.e., bajo afecto) como uno de los mecanismos que
podrían influir en el desarrollo de la personalidad psicopática
(Waller, Gardner y Hyde; 2013), constatando además la exis-
tencia de efectos recíprocos entre prácticas parentales y ras-
gos psicopáticos (Waller, Gardner et al., 2014). Esto confirma
la posibilidad de diseñar nuevas propuestas de intervención
que puedan dirigirse, específicamente, a los niños con proble-
mas de conducta y dureza emocional, así como adaptar los
programas existentes de entrenamiento a padres incluyendo
o potenciando aquellos aspectos que se sabe pueden ser más
favorables para un desarrollo adaptativo. Por último, la utilidad
de la dureza emocional ha sido constatada, reforzando su pa- Agradecimientos
pel como posible precursor de la propia psicopatía (Frick et al.,
2014), así como su validez a la hora de designar un grupo de
jóvenes con mayor riesgo de desarrollar conductas antisociales
más severas, versátiles y persistentes. Estos hallazgos añaden
este trabajo ha sido financiado por
validez a la inclusión del especificador “con emociones proso-
la delegación del gobierno para
ciales limitadas” en la categoría de trastorno de conducta del
el plan nacional sobre drogas
DSM-5 (APA; 2013). A pesar de que existen evidencias sobre
la dureza emocional como constructo multifacético, es impor- (ref 2012i024), el programa
tante seguir trabajando en su correcta conceptualización con el de formación de profesorado
fin desarrollar instrumentos válidos y fiables. universitario (fpu; ap2009-0714),
y el programa de ayudas para la etapa
En definitiva, a partir de los resultados de esta línea de tra-
postdoctoral de la Xunta de galicia 2017
bajo son múltiples las implicaciones que podemos derivar en
términos de clasificación diagnóstica, evaluación, prevención (consellería de cultura, educación
e intervención. A pesar de los avances obtenidos hasta la fe- y ordenación universitaria).
cha, todavía quedan retos y esfuerzos pendientes que debe-
rán ser abordados en investigaciones futuras. Por una parte,
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