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Investigación empírica




        (e.g., necesidad de estimulación), similares a aquellos  cionadas con uno mismo, cogniciones sociales y creencias. Así
                        iNtroDuccióN
                                                               por ejemplo, la creciente evidencia de la importancia de ciertos
                                                               rasgos de la personalidad para resultados de vida (in)adaptados
        En las últimas décadas se ha hecho un ingente esfuerzo de in-  (Furnham, Richards y Paulhus, 2013), ha estimulado gradual-
        vestigación para entender por qué algunos adolescentes llegan   mente la investigación de las interrelaciones existentes entre
        a comportarse antisocialmente y otros no. Esto ha sido así no   estos tres: Maquiavelismo (caracterizado por la manipulación
        sólo por el interés científico que suscita, sino también por una   y la explotación de los demás, una indiferencia cínica de mo-
        necesidad política-social de analizar los procesos implicados   ralidad, y un enfoque en el interés propio), Psicopatía (insen-
        en la génesis, mantenimiento y prevención de la conducta an-  sibilidad, falta de afecto personal y falta de remordimiento)  y
        tisocial y delictiva.                                  Narcisismo (sentimiento de grandiosidad, derecho, dominio y
                                                               superioridad).
        El estudio de conductas discriminatorias, antisociales y vio-
        lentas en jóvenes destaca la adolescencia como un período   Esta tríada oscura de la personalidad, con frecuencia se ha vin-
        clave para el inicio y el mantenimiento del comportamiento   culado al comportamiento delictivo o antisocial, pues implica
        antisocial (Redondo y Andrés-Pueyo, 2007). La conducta an-  una tendencia a ser insensibles, egoístas y malévolos” (Paulhus
        tisocial hace referencia a una serie de comportamientos que   y Williams, en Jones y Paulhus, 2009, p. 100). La mayoría de
        incluyen tanto conductas oficialmente registradas como otra   los estudios sobre la triada oscura han sido realizados en po-
        amplia gama de comportamientos antinormativos (la agresión,   blaciones adultas. En ellos, se ha observado que los individuos
        vandalismo, robos, absentismo escolar o conductas contra el   con estas características adoptan más tácticas agresivas en el
        entorno), que dentro del curso evolutivo del individuo se han   trabajo, realizan más conductas de riesgo e intimidación, uti-
        mostrado como claros predictores del desarrollo de actividades   lizan más a menudo un humor agresivo, realizan menos con-
        delictivas de mayor gravedad (Hawkins, VonCleve y Catalano,   ductas auto-controladas y  muestran una tendencia más fuerte
        1991; Martorell, González, Ordóñez y Gómez, 2011; Robson   a mantener relaciones íntimas superficiales.
        & Witenberg, 2013). En esta línea Molina, Gutiérrez, Albe-
        rola y Boró (2008), indican que la edad de 13 años es la etapa   Estos rasgos también se han considerado especialmente re-
        biográfica clave en la que los adolescentes y jóvenes españoles   levantes para comprender el desarrollo de comportamientos
        se inician en conductas delictivas o problemáticas, aumentan-  agresivos y antisociales en jóvenes y adolescentes. Chabrol, Van
        do éstas con la edad. Por ello no es de extrañar que, a pesar   Leeuwen, Rodgers, y Séjourné (2009) mostraron que el ma-
        de que la mayor parte de los jóvenes terminan por adaptar su   quiavelismo, el narcisismo y la psicopatía estaban correlaciona-
        comportamiento a las convenciones sociales, exista un peque-  dos con la delincuencia y entre sí, apoyando la idea de Paulhus
        ño porcentaje de adolescentes que perpetúen las conductas an-  y Williams (2002) de que la triada oscura se refiere a construc-
        tisociales hasta la edad adulta convirtiéndose potencialmente   ciones distintas pero al mismo tiempo superpuestas.  Hallazgos
        en delincuentes.                                       similares fueron encontrados por Kerig y Stellwagen (2010)
                                                               midiendo los rasgos de la tríada oscura en relación a diver-
        En consecuencia, surge la necesidad de identificar todas aque-  sos tipos de agresión (reactiva, proactiva, relacional y física) en
        llas variables contextuales, temperamentales y sociocognitivas   doscientos cincuenta y dos jóvenes. Los resultados mostraron
        que aumentan la probabilidad de que la conducta antisocial   correlaciones positivas entre maquiavelismo, narcisismo y
        se produzca –factores de riesgo- y aquellas variables que dis-  psicopatía, pues controlando la varianza compartida, los tres
        minuyen  la  vulnerabilidad  del  individuo  o  incrementan  su   rasgos estaban relacionados diferencialmente con varios tipos
        resistencia a tener comportamientos desviados -factores de pro-  de agresión. De este modo, el desarrollo de la tríada oscura no
        tección- (Lösel y Farrington, 2012). Concretamente, los fac-  es sólo evidente en conductas oficialmente registradas o con-
        tores de riesgo pueden influir de forma directa o indirecta en   denadas. Jóvenes con altas puntuaciones en estos rasgos tien-
        el desarrollo de conductas problemáticas en los menores. Por   den a controlar y dominar a otros mediante  bullying (Salekin,
        ello, es necesario distinguir entre factores de riesgo dinámico o   2006; Berger y Caravita, 2016; Reijntjes, Vermande, Thomaes,
        estático, en función de su estabilidad en el tiempo.  Según Re-  Goossens, Olthof, Aleva, L. y Van der Meulen,., 2016) y no
        dondo y Andrés-Pueyo (2007), los factores de riesgo estático   sólo eso, sino que también realizan otros comportamientos
        contribuyen al riesgo actual sin posibilidad de alteración (p. ej.,   antinormativos  en contextos  escolares tales como  plagiar,
        ser víctima de violencia en la infancia) mientras que los fac-  tergiversar,  sabotear o ir en contra de las normas (Williams,
        tores de riesgo dinámico (p. ej., habilidades sociales) resultan   Nathanson, and Paulhus, 2010).
        modificables, por lo que intervenciones psicoeducativas con
        menores infractores se encaminan a reducirlos para gestionar   No obstante, todas estas conductas antisociales, etiológica-
        el riesgo de reincidencia (Vilariño, Amado y Alves, 2013).   mente complejas y de naturaleza multicausal, también pueden
                                                               explicarse considerando otro foco de análisis que sin dejar de
        De este modo, son tantas las potenciales variables de estudio   ser patrimonio de lo individual habla de un individuo conecta-
        para el análisis de la conducta antisocial que investigaciones   do a personas y eventos del entorno (Sobral, Romero, Luengo
        previas han destacado el papel de principalmente 10 factores   y Marzoa, 2000). Este enfoque, comprende una de las varia-
        (Lösel y Bender, 2013): psicofisiológicos y biológicos; tempe-  bles sociocognitivas más estudiadas en relación a la conducta
        ramento y otras características de personalidad; competencias   antisocial, la desconexión moral (Bandura, 1986).
        cognitivas; apego a otros significativos; cuidado en la familia
        y otros contextos; rendimiento escolar; vínculo con la escuela   Desde este punto de vista, la conducta antisocial puede ser
        y empleo; redes sociales y grupos de iguales; cogniciones rela-  entendida más bien como una actitud general de resistencia

                                                                                            Infancia, Juventud y Ley 63
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