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INTERÉS PROFESIONAL


                 M.ª Ángeles Araya Perdomo


                 Pero hasta 1999 no se logra la primera referencia en Neurociencia Sociocognitiva
                 (Adolphs, 1999), fecha en la cual comienzan a exponerse las bases neurofisiológi-
                 cas de la cognición social en el cerebro humano. Más tarde, la neurociencia lanza a
                 las sociedades científicas internacionales sus últimas hipótesis científicas, las cuales sus-
                 tentan la existencia de circuitos neuronales especializados para las funciones sociales.
                 Mediante técnicas de laboratorio, junto a otras de neurobiología, neurofisiología y neu-
                 roquímica se descubre la importancia y la interdependencia entre nuestros genes y nues-
                 tro entorno social; y las interacciones entre ambos modulándose y modificándose entre
                 sí. Es decir, nuestro ambiente afecta a nuestra genética y a la inversa. Nuestro repertorio
                 genético puede predisponer al ser humano al entorno social. De hecho, ya desde 1965,
                 Donald Woods Winnicott, definió en su obra el concepto de la interdependencia, como
                 la relación entre los factores biológicos del individuo y los factores sociales del medio
                 ambiente, en relaciones recíprocas con los demás. Para este autor, la interdependencia
                 subraya la necesidad de los seres humanos de estar unos con los otros.



                 DESARROLLO

                 Todos estos hallazgos de las sinapsis sociales no sólo evidencian el desarrollo del
                 neocórtex, siguiendo la línea de trabajo de Dunbar descrita anteriormente. Sino tam-
                 bién, la variabilidad en la expresión génica o la explosión de la respuesta inmunológica
                 de nuestro organismo según nuestro ambiente o ambioma. Y puesto que, el Trabajo
                 Social Clínico se nutre de los complejos conocimientos en diversas ciencias, y dado
                 que los procesos sociales están en el foco de las últimas investigaciones científicas, es
                 razonadamente necesario comprender el funcionamiento de nuestra mente y nuestro
                 cerebro. Entendiendo que en nuestro argot estos términos no son comunes, intentaré
                 describir cada uno de estos hechos científicamente probados.



                 LA VARIABILIDAD DE LA EXPRESIÓN GÉNICA

                 Bien es sabido por nuestro gremio, que un grupo social es una estructura con unas
                 peculiaridades concretas: concentración del grupo alrededor de la necesidad de uno o
                 varios recursos, espacio comunitario donde interactúan los miembros y la adquisición
                 de roles entre sus miembros, que coordinan y complementan el funcionamiento del
                 grupo. A su vez, la obtención de estatus por parte de sus miembros prevé el funcio-
                 namiento de dichos roles y el equilibrio del grupo en beneficio mutuo. La organización
                 grupal busca el máximo interés y bienestar para la colectividad. Todo ello, genera vín-
                 culos duraderos y de pertenencia dentro de la estructura social, gracias a las interac-
                 ciones entre sus miembros. Es aquí, donde el comportamiento humano dentro de las
                 complejas redes sociales ofrece mucha informaciónn sobre la herencia genética. Las



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