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INTERÉS PROFESIONAL


                                                         La simbiosis perfecta: neurociencia y Trabajo Social


                  dolor que contemplen nuestra disciplina, aun teniendo como propósito maximizar las
                  habilidades de funcionamiento de los individuos en su entorno social (Subramanian y
                  Sheldon, 1988). El Trabajo Social descubre respetuosamente respuestas de autocui-
                  dados junto a las personas, desde su empoderamiento. Y colabora activamente en la
                  construcción de modelos y espacios de cuidado a los demás, como: el apoyo mutuo,
                  el acompañamiento, el asociacionismo y el voluntariado entre otros. Y una extensa lista
                  de instrumentos y técnicas de nuestro ámbito, las cuales aminorarían considerable-
                  mente la expresión del CTRA y del dolor social, emocional o físico. Sin necesidad de
                  medicalizar los procesos sociales o emocionales que responden a nuestra naturaleza
                  social, y que evolutivamente encuentran la respuesta adecuada en nuestro capital so-
                  cial. Y complementando la terapéutica multimodal e interdisciplinar para la intervención
                  en el dolor físico oncológico o no oncológico.

                  En definitiva, ya sea en el ámbito de la salud como en cualquier otro es conveniente
                  soslayar el rechazo social y el aislamiento, o facilitar que las personas se mantengan
                  conectadas, para aumentar sus probabilidades de no enfermar y mejorar los resulta-
                  dos de cualquier tipo de tratamiento e intervención propuesto.



                  LA EXPLOSIÓN DE LA RESPUESTA INMUNOLÓGICA

                  El aislamiento social percibido es una muestra de la expresión génica, y además se asocia
                  a procesos inflamatorios a nivel celular que nos invitan a enfermar (Walker et al., 2014).
                  Los cuales repercuten en los diferentes sistemas del individuo: conductuales, psicológi-
                  cos y fisiológicos creando un feedback, donde los tres sistemas interactúan entre sí y se
                  potencian unos sobre otros (Moieni y Eisenberger, 2018). Aumentando así, los sistemas
                  de respuesta del organismo, como: el tono simpático, la activación del eje hipotalámi-
                  co pituitario adrenal que consecuentemente incrementan los niveles de glucocorticoides
                  circulantes en el organismo. Todo este complejo sistema psiconeuroinmunológico es el
                  propio marco defensivo del organismo que pone en jaque su homeostasis, dejándolo con
                  mayor susceptibilidad a las infecciones, desarrollo de cáncer, inhibición del crecimiento,
                  retraso en la maduración sexual, daño cerebral en la zona denominada hipocampo, de-
                  presión y déficits cognitivos, emocionales, y en el sistema serotoninérgico. Este último
                  está relacionado con la depresión, suicidio, agresión, abuso de sustancias psicotrópicas
                  (McGrath y Repetti 2002). Y los estudios transversales añaden que también aumenta la
                  fragmentación del sueño y la fatiga durante el día (Cacioppo et al., 2011).

                  Por otro lado, también se evidencia un círculo vicioso “Cuanto más pobre sea la cali-
                  dad de la historia de las relaciones y el entorno social de las personas, menos robusta
                  será su composiciónn psicológica y su capacidad para tratar con otras personas, si-
                  tuaciones sociales y demanda emocional “(Howe et al., 2019).



                  TRABAJO SOCIAL HOY 3.   Cuatr. 2021, n.º 94 [75-87] ISSN 1134-0991      83
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