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Investigación empírica





                        inTroduCCión                                 MarCo TeóriCo de referenCia


        El interés por conocer la población a la que se dirigen nuestras   Aunque la materia que ocupa este artículo es de carácter des-
        intervenciones profesionales ha sido una constante a lo largo   criptivo ligado al perfil sociodemográfico. Sí nos gustaría se-
        del tiempo, aspecto que ayuda a definir las claves de actuación,   ñalar que el modelo teórico de referencia que ha guiado el
        a realizar mejor el cometido que nos encarga la Ley Orgáni-  trabajo resulta de la consideración de los siguientes modelos:
        ca 5/2000 y a confirmar qué modelos y marcos teóricos de   Modelo del triple riesgo delictivo de Redondo, Martínez y
        referencia se adecuan a nuestras intervenciones con menores   Pueyo, la perspectiva ecológica de Bronfernbrenner y el mo-
        infractores. Desde el Centro de Día Madrid nos planteamos   delo multiaxial de Achenbach y Edelbrock
        hacer un acopio de la información acumulada a lo largo de
        los últimos 10 años (2005-2014) al objeto de aportar nues-
        tra experiencia y ofrecer la oportunidad de ver la evolución
                                                                                   MéTodo
        del mismo a lo largo del mencionado periodo de tiempo. El
        contenido del presente artículo, plantea en términos de evo-
        lución del perfil sociodemográfico, variaciones en los hechos   Los datos se han extraído de las memorias de actividad del
        que motivan la medida e identificación de posibles factores   Centro de Día Madrid entre los años 2005 y 20014. Se com-
        criminógenos en la población atendida.                 pletó una base de datos una vez identificada las variables de
                                                               interés. El total de datos de cada variable puede fluctuar en
        Debido a la extensión de la propuesta, en esta primera entrega,   función de la evolución del caso. Así las memorias anuales re-
        el equipo de trabajo solo ofrecerá los datos relativos al perfil   cogen más o menos información de los casos según el menor
        sociodemográfico.                                      infractor haya cumplido su medida con regularidad o por el
                                                               contrario, no haya acudido a ninguna de las citas programadas.

                                                               Como primeras observaciones del estudio descriptivo, se defi-
                        anTeCedenTes
                                                               ne el perfil de los menores de forma sociodemográfica.
        Los trabajos anteriores en relación al perfil del menor español
        infractor dibujan a un varón (Ibade, 2007, INE, 2015; Graña       resulTados relaTiVos
        y Rodriguez, 2010;López y González, 2011; López-Molina,       al perfil soCiodeMográfiCo
        2014; Pozo, 2013), en torno a los 16-17 años (INE, 2015;
        Graña y Rodriguez, 2010; López y González, 2011; López-
                                                               Edad de la comisión del hecho delictivo. En relación a la edad de
        Molina, 2014; Pozo, 2013), llegando a existir casos de edades
        menores (Ibade, 2007). El porcentaje de mujeres se sitúa entre   los menores en el momento de la comisión de los hechos, los
        el 15 y el 24% (INE, 2015; Graña y Rodriguez, 2010; Ibade,   datos que se exponen en la Tabla 1 nos muestran una franja
        2007; López y González, 2011), situándose la nacionalidad   de edad que va desde los 14 años hasta los 17 años (intervalo
        española en un porcentaje que oscila entre el 70% y el 49%   de edad de la Ley 5/2000 de 12 de enero, reguladora de la
        (López y González, 2011).                              responsabilidad penal de los menores).

        El estudio de las menores con medidas judiciales no ha alcan-  El grupo más numeroso de menores a lo largo de los años, se
        zado el mismo interés que sus iguales varones. Pozo (2013) re-  encuentra en los 17 años 124 (31,71%) casos, siendo el menos
                                                               representado el de los 14 años con 50 (12,79%) casos registra-
        laciona su trayectoria delictiva con estrategias de supervivencia
                                                               dos sobre el total de menores.
        en contextos de vulnerabilidad. Refiere la necesidad de consi-
        derar la trama formada por las variables de género, cultura y
        etnia, sus consiguientes controles formales e informales y todo   Sexo. A nivel general, señalar que el 79,44% de los menores
        ello desde la óptica de la victimización. Su estudio se centra en   son de sexo masculino. Según muestra la Grafica 1, se aprecia
        Andalucía y retrata un perfil de mujer menor de edad marcada   una evolución de carácter irregular a lo largo de los 10 años en
        por la exclusión económica familiar en barrios igualmente de-  la variable del sexo masculino. Para los varones, los años en los
        primidos. Muy influenciables por sus iguales (y novios) de su   que tuvieron una menor presencia en el Centro de Día Ma-
        entorno. La fuga (o fugas) de casa van marcando los puntos de   drid fueron los años 2007 y 2014 con 11(4,8%) y 16 (7%) me-
        inflexión de su carrera delictiva. Tenían una temprana sociali-  nores respectivamente. Por el contrario, se observa una mayor
                                                               presencia de varones en el año 2011 y el 2009 con 30 (13,15%)
        zación en el consumo de sustancias, la cárcel, la violencia, etc.
                                                               y 27 (11,8%) menores varones.
        En sus hogares solían ser víctimas principalmente de negli-
        gencia y abuso. Estaban parentalizadas, con responsabilidades
        tanto de cuidado como de provisión para sus familiares. Vivian   Con respecto a las menores de sexo femenino, se aprecia una
        el embarazo y la maternidad como una oportunidad para cam-  línea de evolución relativamente estable en el tiempo, mante-
        biar de vida que contrariamente, a menudo se convertía en un   niéndose sin apenas cambios significativos. Los valores míni-
        nuevo elemento de vulnerabilidad al sufrir maltrato por parte   mos los encontramos en 2007 y 2005 con 3 (5%) y 4 (6,7%)
        de su pareja o familia.                                mujeres respectivamente. Los valores máximos corresponde-
                                                               rían a los años 2004 y 2012 con 8 (13%) y 7 (11,8%) mujeres
                                                               respectivamente.

                                                                                            Infancia, Juventud y Ley 49
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