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Dossier




       les, derecho de cualquier ciudadano, implica que es un aliena-  ner, tras crear el denominado “síndrome de alienación paren-
       dor de sus hijos; y lo que es más grave, evita que el sistema   tal”, dedicó el resto de su vida a la reflexión sobre el mismo.
       judicial se plantee si existe un maltrato o una agresión sexual
       por parte del progenitor no custodio, ya que tiende a entender
       automáticamente que la denuncia es falsa, evitando investigar-
                                                               3. Repercusiones de la teoría del SAP sobre la realidad
       la. Como comentan Escudero et al. (2010, p. 7): “El origen del
       supuesto SAP surgió del presupuesto [de] que cuando un progenitor
       es acusado o denunciado por otro progenitor (y por un hijo/a según   Desde un punto de vista de conformación de la realidad, las
       la capacidad verbal por su desarrollo evolutivo) de abusos o malos   estadísticas nos demuestran que es más habitual que sean las
       tratos (sin abuso) sobre el hijo/a, el supuesto SAP se propone a sí   progenitoras las que ostenten la guarda y custodia, por lo que re-
       mismo con capacidad –avalada científicamente- para discriminar   sulta más habitual también que sean las que denuncian la exis-
       si existe falsedad en estas denuncias y su real motivación, y propo-  tencia de posibles malos tratos o abusos sexuales del otro pro-
       ner el cambio de custodia bajo estrictas medidas de control entre el   genitor, es decir, del varón, por lo que le problema se sexualiza, y
       menor y el progenitor diagnosticado”.                 el síndrome de alienación parental (de ahora en adelante SAP)
                                                             se sexualiza, y se convierte normalmente en un arma de ataque
       Se va a jugar, por lo tanto, con la posibilidad de quitarle la   contra las mujeres, es decir, con las que normalmente ostentan la
       custodia al progenitor que la posee si denuncia. Se impide el   guarda y custodia. Esta situación crea en el imaginario colectivo
       derecho a la denuncia, y se produce una situación de indefen-  la idea de la falsedad como algo inherente a las mujeres.
       sión ante aquellos casos en los que sí existen abusos sexuales o
       malos tratos, al amenazar al progenitor custodio con quitarle   Los estereotipos sociales suelen tener una base de realidad, si
       dicha condición. Retomando de nuevo a Escudero et al. (2010,   bien ésta no es necesaria (véase, por ejemplo, Clemente, 1992b).
       pp. 7-8): “Si esto fuera así, precisamente un maltratador o abusa-  Es más, el estereotipo suele permanecer incluso aunque se de-
       dor podría alegar el supuesto SAP y el menor serle entregado bajo su   muestre que no existe evidencia científica al respecto. Y eso
       custodia por el sistema judicial. Esto constituye sin duda, conforme   es precisamente lo que ocurre con el SAP. Si es cierto que las
       determinados servicios con capacidad de dictaminar informes en   madres ostentadoras de la guarda y custodia suelen emitir falsas
       relación a la existencia o no (traducidos como intención de falsear)   denuncias hacia los progenitores varones acusándoles de malos
       de violencia o de abusos se adscriban a esta teoría (supuesto SAP),   tratos o de aviso sexual a los hijos, las estadísticas judiciales de-
       una medida disuasoria para las denuncias de violencia de género   ben detectar este hecho. Sin embargo, retomando a Escudero
       (lo cual por definición suele coincidir cuando la víctima ha decidido   et al. (2010, p. 10): “El uso que se ha realizado de este mito creó un
       iniciar un proceso de separación del maltratador), pues, si el supues-  estado de alarma, incluso en la sede del CGPJ, uno de cuyos grupos
       to SAP no cumple esa capacidad de discriminación que propone, la   de trabajo -según conclusiones de septiembre de 2009- mostró que,
       denuncia puede declararse falsa y los menores dados en custodia al   de un conjunto de 530 sentencias estudiadas, solamente en un caso
       padre maltratador”. Esta última cuestión aún implica una si-  se acordaba deducir testimonio para investigación de un posible de-
       tuación de mayor desprotección del menor, y que atenta contra   lito de denuncia falsa, sin perjuicio de que pudiera deberse a otras
       el principio genérico que debe regir la justicia de actuar por el   razones”. Por lo tanto, no existe base científica para afirmar que
       bien del mismo, ya que entregaría la guarda y custodia a un   la falsa denuncia es algo inherente a la actuación de las madres
       progenitor denunciado por malos tratos o abuso sexual, sin   para evitar el contacto de sus hijos con el otro progenitor.
       verificar ni aclarar si efectivamente éstos se han producido.
                                                             A los progenitores se les presupone la capacidad de actuar de
       Lo curioso además es que la verificación que realizan los psicó-  forma que protejan siempre a sus hijos, de que les afecte lo
       logos que se adhieren a esta corriente para determinar si existe   menos posible la ruptura familiar. Por esta razón, es necesario
       el denominado síndrome, por no decir más bien los psicoana-  que se intente mantener a los hijos al margen de las actuacio-
       listas o psicólogos dinámicos, es simplemente la conclusión que   nes judiciales, que vivan su vida como si no existiera detrás
       obtienen de la entrevista con los progenitores. Y eso de nuevo   un universo judicial. Pero de existir un caso de malos tratos,
       nos retrotrae al propio Freud. Aunque más tarde el médico de   es imposible que se mantenga dicho aislamiento del sistema
       Viena desarrollaría nuevas técnicas terapéuticas, el método de   judicial. Y de producirse el caso, el SAP hace un flaco favor
       “relatar” o de libre asociación convirtió la habitación en la que   a la investigación, al afirmar que el progenitor “alienador” (es
       trataba a sus pacientes en su laboratorio, el diván en la única   decir, el que posee la guarda y custodia, y por lo tanto a día
       pieza de su equipo, y las divagaciones de sus pacientes en datos   de hoy normalmente la mujer), ha inculcado en sus hijos una
       científicos. Ningún laboratorio, ninguna verificación científica,   visión negativa del otro, por lo que supuestamente cualquier
       sólo la palabra, y él como interpretador y como verificador de si   declaración de dichos menores lo que hace es expresar dicha
       las hipótesis que creaba en su cabeza se cumplían o no.  manipulación en lugar de la verdad; es decir, sitúa a los niños
                                                             como mentirosos. Si ya parece grave de por sí que se establezca
       Quizá  uno  de  los  errores  científicos  mayores  que  cometió   por sistema que un niño es un mentiroso (cuando además todo
       Freud, y que luego repetirá Gardner, es que aquel comenzó un   niño es socializado en decir la verdad), aún lo es más que se
       intenso análisis de sus propias fuerzas llamadas por él mismo   dude de un posible abuso sexual o maltrato aduciendo que el
       “inconscientes”,  para  verificar  el  material  proporcionado  por   menor está alienado, y que su relato expresa antes esa mani-
       sus pacientes. Sobre la base del conocimiento adquirido en sus   pulación que una verdad. Retomando de nuevo a Escudero et
       pacientes y en él mismo, empezó a echar los cimientos de una   al. (2010, p. 11): “La calificación de falseadores recaería no ya sólo
       teoría de la personalidad. La evolución de esta teoría ocupó sus   sobre el progenitor que denuncia, sino sobre el menor también. Pero
       esfuerzos durante el resto de su vida. De igual manera, Gard-  la determinación de falsedad se haría ahora por criterios de diag-

                                                                                          Infancia, Juventud y Ley 51
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