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INTERÉS PROFESIONAL

                                           De la organización y el desarrollo comunitario al desarrollo local y social.
                                                                 Las recomposiciones del Trabajo Socia


                  El Trabajo Social se enfrenta a la dificultad de tener que definirse y materializarse en
                  un terreno que Bauman calificaría seguramente de líquido. El Trabajo Social se mueve
                  en ocasiones entre la falta de referentes sólidos o entre una heterodoxia que debilita
                  su dimensión como disciplina, ahora que la requerida interdisciplinariedad genera in-
                  teresantes dinámicas de colaboración, pero también de erosionante competencia. En
                  cualquier caso, el objetivo no es patrimonializar lo social en beneficio del Trabajo Social,
                  sino clarificar y situar en su contexto el empleo de términos y modelos metodológicos
                  diversos, en especial cuando son cada vez más las disciplinas que potencian precisa-
                  mente su dimensión social.



                  1. ORGANIZACIÓN COMUNITARIA Y DESARROLLO COMUNITARIO


                  Aunque se ha hablado mucho de la importancia del case work en los inicios de la asis-
                  tencia social tecnificada y su inspiración en el campo médico -vinculándolo especial-
                  mente a la obra clásica de Mary Richmond Social Diagnosis (1917)-, la incorporación
                  de la dimensión comunitaria en un sentido más sistémico en la comprensión y atención
                  de las problemáticas sociales es más bien temprana. La dimensión comunitaria del
                  Trabajo Social se encuentra presente en las experiencias pioneras del Trabajo Social
                  contemporáneo, algunas de cuyas protagonistas tuvieron una estrecha vinculación
                  con la ecología humana impulsada por la Escuela de Sociología de Chicago. El análisis
                  espacial de las comunidades humanas como base de la intervención social se encuen-
                  tra presente, por ejemplo, en los trabajos de Jane Addams (1912) o de Edditt Abot,
                  que compartieron su trabajo en la Hull House con tareas de investigación y docencia
                  en la Escuela de Chicago.

                  Apoyándose en la obra de Brager y Specht, Moix (1991) distingue tres grandes perío-
                  dos de lo que empieza denominándose como organización comunitaria: el primero se
                  extendería desde principios de siglo hasta los años treinta y se caracteriza por el “em-
                  peño elitista, confiado fundamentalmente al liderazgo de los políticos, los burócratas,
                  los hombres de negocios y los ricos filántropos”. El segundo período, entre finales de
                  los años treinta y comienzos de los cincuenta, se caracterizaría “por el dominio de la
                  pericia o el tecnicismo en la organización de la comunidad”. El tercer período, a partir
                  de los años cincuenta, es bautizado como tiempo de fermentación, y en él, frente a la
                  planificación elitista, se cuestionan los resultados de los programas de redesarrollo y
                  renovación urbana y se aboga por una mayor participación en la planificación (1991,
                  p. 382-385).

                  Así, y aunque el primer debate significativo sobre la organización de la comunidad tuvo
                  lugar en la National Conference on Social Work, celebrada en los Estados Unidos en
                  1939, no fue hasta 1962 cuando se definió como método y como campo de práctica



                  TRABAJO SOCIAL HOY 3.   Cuatr. 2021, n.º 94 [89-105] ISSN 1134-0991     91
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