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Articulado




                                                                  objetivo de profundizar en el conocimiento de esta variable y
                               introducción
                                                                  su posible efecto en el comportamiento abusivo que han pre-
                                                                  sentado en algún momento de sus vidas.
           En el Programa Atura´t (programa especializado en la evalua-
           ción y tratamiento de agresores sexuales adolescentes de la Di-  El estudio fue guiado por dos hipótesis sobre los adolescentes
           rección General de Menores y Familia del Govern de les Illes   con delitos relacionados con el abuso sexual y su capacidad de
           Balears), consideramos el desarrollo de la empatía como un   empatía: por una parte, que ésta sería inferior a la capacidad
           objetivo central de nuestra intervención terapéutica. Son nu-  de empatía de los adolescentes de la población general y, por
           merosos los autores que explican las agresiones sexuales cómo   otra, sería similar a la capacidad de empatía de los adolescentes
           el resultado de un proceso en el que la falta de empatía, enten-  infractores con delitos de índole no sexual.
           dida como la capacidad de ponerse en el lugar de la potencial
           víctima y conectar con su sufrimiento, juega un papel funda-
           mental (Finkelhor, 1984; Marshall y Barbaree, 1990). En estos               Método
           modelos teóricos se expone cómo la baja capacidad de empatía
           de los agresores les incapacita para reconocer o sentir compa-  participantes
           sión por el sufrimiento de la víctima, permitiendo llevar a cabo
           la agresión o abuso sexual. Es lógico pensar que incrementar la   Los participantes han sido tres grupos de adolescentes:
           conexión emocional con los demás puede actuar como un fac-
           tor protector reduciendo el riesgo de reincidencia, frenando la   El primer grupo lo constituyen 23 adolescentes residentes en
           aparición de nuevas conductas abusivas o deteniéndolas ante   las Islas Baleares con sentencia judicial por delitos de agresión
           las señales de sufrimiento de las víctimas.            sexual, abusos sexuales o delitos contra la indemnidad sexual
                                                                  (grupo AB). Una de las participantes es de sexo femenino, si-
           No obstante, los resultados de los estudios realizados sobre   endo los 22 restantes varones. Todos ellos participantes en el
           esta cuestión son dispares. Algunos estudios señalan que los   programa ATURA´T  y cuyas edades fluctúan entre los 15 y
           agresores sexuales adolescentes presentan un bajo nivel de em-  los 20 años.  Para controlar la posible influencia del tratamiento
           patía general (Burke, 2001; Knight & Prentky, 1993; Lindsey,   terapéutico en los resultados se han seleccionado tan solo suje-
           Carlozzi & Eells, 2001) mientras otros estudios cuestionan la   tos que se encuentran en la fase inicial de nuestro programa. El
           premisa de que los agresores sexuales adolescentes presentan   75% de la muestra es de nacionalidad española. En relación al
           un nivel de empatía inferior a la media de la población gene-  tipo de delito, el 35% ha sido condenado por agresión sexual, el
           ral al no encontrar diferencias significativas entre éstos y los   45% por abusos sexuales y el restante por otros delitos contra la
           grupos control (Monto, Zgourides, Wilson & Harris, 1994;   indemnidad sexual. En el 60% de los casos cumplen una medida
           Moriarty, Stough, Tidmarsh, Eger & Dennison, 2001).    de internamiento en régimen semiabierto, en un 5% en régimen
                                                                  cerrado, en un 5% en régimen abierto y en el resto cumplen
           En el estudio de Fernández y Marshall (2003) con agresores   medidas de convivencia o de libertad vigilada. El 40% ha tenido
           sexuales adultos se evidencia que éstos muestran una empatía   o tiene expediente abierto en el servicio de Protección de Me-
           significativamente inferior hacia su propia víctima en com-  nores.  Para el 70% éste es su primer contacto con la justicia. En
           paración con los adultos con delitos no sexuales, pero a la vez   relación a la proximidad de la víctima, en el 50% de los casos la
           presentan un nivel de empatía similar hacia una mujer que ha   víctima era conocida, en un 35% la víctima era un familiar y en
           sido víctima de agresión sexual por otro hombre. A raíz de   el 15% restante la víctima era desconocida.
           estos resultados los autores sugieren que los agresores sexuales
           no presentan una carencia de empatía, sino que suprimen la   El segundo grupo lo constituyen 20 adolescentes  residentes
           empatía relacionada con su víctima, lo que debería considerar-  en las Islas Baleares con sentencia judicial por delitos de índo-
           se una distorsión cognitiva relacionada específicamente con su   le no sexual (grupo D),  respetando la proporción entre sexos
           propia víctima más que un déficit general de empatía.   del primer grupo, la proporción entre los distintos tipos de
                                                                  medida judicial y la misma franja de edad.
           Otro interesante estudio es el de Varker y Devilly (2007), que
           estudia tres tipos de empatía en agresores sexuales adolescen-  El tercer grupo lo constituyen 23 adolescentes residentes en
           tes: la capacidad general de empatía, la empatía relacionada   las Islas Baleares sin contacto con la justicia (grupo N), selec-
           con su propia víctima y la empatía hacia víctimas en general   cionados en un centro educativo de Palma, con el único cri-
           de abuso sexual. En este estudio los resultados indican niveles   terio de respetar la franja de edad y la proporción entre sexos.
           inferiores de empatía en la subescala Toma de perspectiva del
           IRI respecto a los adolescentes del grupo control, y en cam-  La participación de todos los sujetos ha sido absolutamente
           bio mayor puntuación en la subescala Fantasía. Respecto a la   voluntaria, informándoles del objeto del estudio y asegurando
           empatía referida a su propia víctima los resultados de este es-  la confidencialidad de sus respuestas.
           tudio indican que los agresores sexuales adolescentes parecen
           presentar menos distorsiones cognitivas en la empatía hacia   instrumentos y Variables
           víctimas inespecíficas de abuso sexual que hacia sus propias
           víctimas.                                              se ha utilizado el interpersonal Reactivity índex (IRI) (Da-
                                                                  vis, 1980, 1983) para medir la capacidad de empatía de estos
           Hemos querido realizar el estudio de la empatía en los ado-  adolescentes. El IRI es uno de los cuestionarios más utilizados
           lescentes que atendemos en el Programa ATURA´T con el   para evaluar la capacidad de empatía, cuyos valores de fiabili-

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