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Editorial




                                        El término pobreza anclada amenaza en convertirse en una situación definitoria para un 40%
                                        de los niños españoles. España sigue con una de las tasas más altas de pobreza infantil de
                                        la Unión Europea solamente superada por otros dos países: Rumanía y Grecia. La pobreza
                                        anclada se calcula en relación a una línea de pobreza inicial en un año base. Permite evaluar
                                        hasta qué punto el bienestar de una población cambia en consonancia a la evolución del ciclo
                                        económico. Por los indicadores de la pobreza anclada entendemos el desarrollo del bienestar
                                        de las poblaciones y se analiza la mejora o el empeoramiento a medio y largo plazo.

                                        El estudio de Unicef sobre la influencia de la austeridad y la crisis económica realiza unas
                                        duras acusaciones a las políticas de infancia desarrolladas en nuestro país, llegando a afirmar
                                        que ha habido poca capacidad para atajar la pobreza infantil. El informe es claro; entre 2009
                                        y 2015 se han recortado más de 11.500.000 euros en atención a la infancia y siguiendo
                                        con las puntuaciones alarmantes, somos el sexto país con más desigualdad económica de la
                                        Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y el cuarto de la
                                        Unión Europea (UE). Estamos solo por delante de Bulgaria, Rumanía y Grecia.

                                        Para entenderlo, más de un tercio de niños españoles están viviendo en situación de riesgo
                                        de pobreza y/o exclusión social. Esto no parece ser un gran tema de preocupación inmediata
                                        ya que llevamos varios años ocupando estas posiciones vergonzantes. España es el país de
                                        la Unión Europea que menos porcentaje de su Producto Interior Bruto (PIB) dedica a la
                                        financiación de la infancia y la familia. Dedica, para nuestro bochorno, un 0´5%, lo que
                                        equivale a menos de un tercio de la media europea.
                                pobreza...
                                        Además, para ahondar en este ranking de desánimo, nuestro país es uno de los países con
                                        menos gasto en protección social a la Infancia y sus familias, con un esquelético 1,4% frente
                                        a un 3,7% de la media europea.


                                        De nuevo, y cada año sin que la cosa sea remediada, las desigualdades sociales han marcado
                                        y seguirán marcando el presente y el futuro de los niños y niñas en nuestro país. Una gene-
                                        ración de estos está quedando fuera de las oportunidades que otros niños y niñas disfrutan.
                                        En la actualidad la pobreza infantil alcanza dramáticamente a 2,5 millones.

                                        Los remedos utilizados por el Gobierno como el Fondo Extraordinario para la Pobreza In-
                                        fantil, dotado con un total de 48 millones de euros, son manifiestamente escasos cuando lo
                                        comparamos con los 6.300 millones de euros restados a la Infancia entre los años 2010 y 2013.


                                        El Informe Foessa es este año, de nuevo, devastador y alerta de nuevas situaciones que se
                                        están dando y que atienden a variables como la territorialidad, el análisis territorial de la
                                        desigualdad social, la pobreza y el desempleo muestran un país de dos velocidades, y que como con-
                                        secuencia de la crisis se ha generado un proceso de divergencia entre la Comunidades Autónomas.

                                        Se mantienen las diferencias e incluso aumentan en el eje norte-sur y las diferencias re-
                                        gionales de la pobreza apuntan a una salida divergente de la crisis. Esta disparidad entre
                                        Comunidades seguirá aumentando las diferencias en desigualdad y bienestar.


                                        Los indicadores de desempleo no son boyantes, aunque el gobierno haga un énfasis des-
                                        mesurado en ello. La débil recuperación no tiene la suficiente energía para impulsar una
                                        reducción intensa en la pobreza y la desigualdad. La posibilidad de que aumente la bolsa de
                                        exclusión social en muy elevada.

                                        En el informe se señala que las dificultades responden a una cuestión de modelo social, de cómo
                                        planteamos la construcción de nuestra sociedad. No es una consecuencia de la crisis. Lo que sí han
                                        empeorado como consecuencia de la crisis son las condiciones de vida para que las personas y las
                                        familias puedan abrir un nuevo periodo de mejora, porque su posición ya no es la misma y tampoco
                                        sus oportunidades.

                                        La necesidad de una Renta Garantizada, que cubra la totalidad del estado, los programas de
                                        bonificación del empleo y el aumento de la protección a la Infancia y la Familia, ampliando
                                        significativamente la cobertura de la actual  deducción fiscal reembolsable para familias

                                                                                             Infancia, Juventud y Ley 5
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