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de los receptores, aunque algunos de ellos sean más sensibles Aunque la investigación sugiere que la violencia en
que otros a este tipo de efectos. Fenigstein (1979) ya ha los medios de comunicación es más popular entre las
demostrado que existe cierta tendencia en los individuos que personas violentas que entre las no violentas, los resultados
poseen un carácter agresivo a preferir programas televisivos no pueden explicarse exclusivamente por la selección de los
en los que la violencia constituye uno de los ingredientes programas a los que se exponen, en tanto que no contamos
principales. La predisposición a un comportamiento violento con una bibliografía concluyente ni amplia sobre el impacto
se convierte, pues, en un factor de riesgo que favorecería que de la violencia de la televisión sobre sus consumidores.
las personas prefieran ver programas violentos y se divirtieran La influencia de la televisión puede depender no solamente
con ellos (Wober, 1988; Krcmar, 1998; Garrido Lora, 2002; de lo que se ve, sino también, y esto es importante, de cómo
Gentile, Lynch, Linder y Walsh, 2004; Fridrik, Gudjonsson, los consumidores perciben, evalúan e interpretan lo que están
Vioar, Kristjansdottir y Dora, 2006). Igualmente, los viendo, el contenido de los programas, es decir, los efectos
menores que provengan de familias con integrantes de la violencia en los medios electrónicos parece no depender
con predisposición a la violencia en sus respuestas solamente de su cantidad, frecuencia y modo en el que
comportamentales en la solución de problemas, o cuyas aparece, sino también de las habilidades interpretativas de los
características personales propicien el hacer un uso habitual espectadores, al mismo tiempo que del contexto en el que
de ella, preferirían contenidos mediáticos con alto nivel ocurre todo lo que visionan (García Galera, 2000;
agresivo. Steinberg y Kincheloe, 2000; Buckingham, 2002;
Rodríguez, 2002; Bringas, 2007).
La investigación de campo de Black y Bevan (1992),
por otra parte, refiere que la relación entre ver violencia en
televisión y el carácter hostil del individuo es bidireccional,
es decir, la hostilidad personal se relacionaría con la selección
del programa violento en televisión. Además, después del
visionado esa hostilidad sería superior, salvo en el caso que el
programa no fuera violento. En la misma línea, las
investigaciones ponen de manifiesto que el proceso de
socialización del menor es algo importante, en cuanto se
desarrolle la capacidad de distinguir la realidad de la ficción
y lleve a seleccionar programas de contenidos violentos en
aquellos casos donde prime el ambiente hostil (Sandoval,
2006). Los estudios indican que los adolescentes con rasgos
más hostiles tienden a consumir medios de comunicación
electrónicos más violentos, prefieren este tipo de contenidos
y tienen escasos límites paternales en este consumo (Gentile,
Lynch, Linder y Walsh, 2004). Los adolescentes más agresivos,
por otra parte, tienden a ser más hostiles y tienen menos
experiencia de afecto, por lo que son los que tienen más
probabilidades de incrementar su agresividad tras ver
programas de televisión violentos (Bushman y Anderson,
2002; Gentile, Lynch, Linder y Walsh, 2004; Carnagey,
Anderson y Bushman, 2007).
Investigaciones correlacionales han buscado
demostrar que las preferencias por programas televisivos de
contenido violento están relacionadas desde la edad de
8 y 9 años con actitudes y comportamientos agresivos
(Huesmann, Moise, Podolski y Eron, 1996). Los
espectadores que consumen muchas horas de televisión y
prefieren programas violentos, en ello, no consideran el
comportamiento violento como desviante y sí lo refieren
como forma apropiada de resolver problemas.
6 Infancia, Juventud y Ley