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Por lo tanto, podemos afirmar que la ampliación del permiso a un mes está cambiando la
norma social sobre la corresponsabilidad en los cuidados de los bebés. Un 80% de los
padres han accedido a la escuela de aprendizaje de los cuidados que representa el nuevo
permiso. Además, si los padres toman su permiso en solitario (en lugar de simultanearlo
con el permiso de la madre y alargando con ello el tiempo total de permiso) el
aprendizaje y el vínculo establecidos con el bebé pueden durar muchos años. Cuidar en
solitario a un bebé puede suponer inseguridad e incluso “estrés” a un padre primerizo
(Meil, Romero-Balsas, & Rogero-García, 2017), que el permiso por nacimiento contribuirá
a mitigar.
En segundo lugar, que el empleo deje tiempo a los hombres para cuidar es crucial. Asumir
una tarea en solitario requiere asumir responsabilidad sobre dicha tarea (tomar decisiones,
responder ante imprevistos) y precisamente esa responsabilidad compartida,
corresponsabilidad, sobre el trabajo doméstico y el cuidado es clave para cerrar la brecha
de género en el trabajo no remunerado. Como puede verse en el gráfico 2, si se toma un
día al azar en una familia española formada por una pareja heterosexual de doble
ingreso y al menos un menor de hasta 12 años, en más de dos tercios del tiempo ese menor
está recibiendo cuidado por parte de ambos padres y solo en un 20% de ese tiempo el
padre cuida en solitario, es decir se (co)responsabiliza de cuidar.
Gráfico 2: Distribución del tiempo de cuidado rutinario en un día al azar, 2010
Fuente: Elaboración propia con la EET 2010. Muestra: parejas heterosexuales de doble
ingreso con al menos un hijo/a hasta 12 años. Solo se tiene en cuenta el tiempo de cuidado
como actividad principal.
Un estudio con datos de la Encuesta de Empleo del Tiempo de 2010 (Fernandez-Lozano,
2019) ha permitido mostrar las características que reúnen los padres que dedican más
tiempo a las tareas de cuidado rutinario en solitario (bañar, alimentar o supervisar a los
niños y niñas). Se trata de identificar con datos cuantitativos los rasgos sociodemográficos
de las parejas que tienden a la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos e hijas. En
primer lugar, son parejas en las que la mujer tiene más ingresos que el hombre. De hecho,
los recursos con que cuentan los miembros de la pareja constituyen una explicación
sociológica de la implicación de cada uno en las tareas no remuneradas. A más recursos
relativos (nivel de estudios, ingresos, nivel ocupacional) más capacidad para evitar tareas
no remuneradas. Los mecanismos explicativos son varios: desde una mayor capacidad
para la negociación a una menor dependencia de la pareja y, por tanto, menor miedo
ante una hipotética ruptura. Esta relación entre ingresos e implicación funciona, además,
independientemente de las horas que trabaje cada miembro de la pareja.
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