Page 26 - boletin_igualdad_empresa-53
P. 26

Por lo tanto, podemos afirmar que la ampliación del permiso a un mes está cambiando la
        norma  social  sobre  la  corresponsabilidad  en  los  cuidados  de  los  bebés.  Un  80%  de  los
        padres han accedido a la escuela de aprendizaje de los cuidados que representa el nuevo
        permiso. Además, si los padres toman su permiso en solitario (en lugar de simultanearlo
        con  el  permiso  de  la  madre  y  alargando  con  ello  el  tiempo  total  de  permiso)  el
        aprendizaje y el vínculo establecidos con el bebé pueden durar muchos años. Cuidar en
        solitario  a  un  bebé  puede  suponer  inseguridad  e  incluso  “estrés”  a  un  padre  primerizo
        (Meil, Romero-Balsas, & Rogero-García, 2017), que el permiso por nacimiento contribuirá
        a mitigar.

        En segundo lugar, que el empleo deje tiempo a los hombres para cuidar es crucial. Asumir
        una tarea en solitario requiere asumir responsabilidad sobre dicha tarea (tomar decisiones,
        responder  ante  imprevistos)  y  precisamente  esa  responsabilidad  compartida,
        corresponsabilidad, sobre el trabajo doméstico y el cuidado es clave para cerrar la brecha
        de género en el trabajo no remunerado. Como puede verse en el gráfico 2, si se toma un
        día  al  azar  en  una  familia  española  formada  por  una  pareja  heterosexual  de  doble
        ingreso y al menos un menor de hasta 12 años, en más de dos tercios del tiempo ese menor
        está recibiendo cuidado por parte de ambos padres y solo en un 20% de ese tiempo el
        padre cuida en solitario, es decir se (co)responsabiliza de cuidar.

        Gráfico 2: Distribución del tiempo de cuidado rutinario en un día al azar, 2010






















                        Fuente: Elaboración propia con la EET 2010. Muestra: parejas heterosexuales de doble
                        ingreso con al menos un hijo/a hasta 12 años. Solo se tiene en cuenta el tiempo de cuidado
                        como actividad principal.

        Un estudio con datos de la Encuesta de Empleo del Tiempo de 2010 (Fernandez-Lozano,
        2019)  ha  permitido  mostrar  las  características  que  reúnen  los  padres  que  dedican  más
        tiempo a las tareas de cuidado rutinario en solitario (bañar, alimentar o supervisar a los
        niños y niñas). Se trata de identificar con datos cuantitativos los rasgos sociodemográficos
        de las parejas que tienden a la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos e hijas. En
        primer lugar, son parejas en las que la mujer tiene más ingresos que el hombre. De hecho,
        los  recursos  con  que  cuentan  los  miembros  de  la  pareja  constituyen  una  explicación
        sociológica de la implicación de cada uno en las tareas no remuneradas. A más recursos
        relativos (nivel de estudios, ingresos, nivel ocupacional) más capacidad para evitar tareas
        no  remuneradas.  Los  mecanismos  explicativos  son  varios:  desde  una  mayor  capacidad
        para la negociación a una menor dependencia de la pareja y, por tanto, menor miedo
        ante una hipotética ruptura. Esta relación entre ingresos e implicación funciona, además,
        independientemente de las horas que trabaje cada miembro de la pareja.



                                                                                                                   26
   21   22   23   24   25   26   27   28   29   30   31