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Articulado




          En cuanto a la EIV en el ámbito intrafamiliar (violencia en-  cumplen medida en centros abiertos y cerrados no es represen-
          tre los padres o de los padres o cuidadores hacia otro hijo o   tativa de la población de jóvenes en el sistema de justicia ju-
          hija), el 43,6% de los jóvenes declara haber vivido alguna vez   venil en Cataluña, porque, según los datos oficiales de justicia
          experiencias de este tipo. Los entrevistados más jóvenes (14 y   juvenil del año 2012 (Generalitat de Catalunya. Departament
          15 años) indican haber tenido más experiencias de EIV que   de Justícia. Direcció General d’Execució Penal a la Comunitat
          el grupo de mayor edad, especialmente en cuanto a violencia   i Justícia Juvenil., 2013), debería haber una mayoría de jóvenes
          entre los progenitores o cuidadores (44,4% y 23%; OR = 0,37,   en centros abiertos mientras que en la muestra, la mayoría se
          95% IC  [0,15-0,96], p < 0,05). Estos resultados están plasma-  encuentran en centros de internamiento. Además en la mues-
          dos en la Tabla 3.                                    tra, existe una desproporción en cuanto a la cantidad de chicas
                                                                participantes (muy inferior) con respecto a la de chicos, por lo
          Discusión                                             cual  recomendamos prudencia a la hora de interpretar los re-
                                                                sultados correspondientes a los análisis en los que se comparan
          El estudio realizado muestra que la victimización por EIV es   ambos grupos. A pesar de estas cuestiones, este estudio tiene
          un problema presente en prácticamente la totalidad de adoles-  el mérito de ser el primero realizado en el territorio español
          centes atendidos por el sistema de justicia juvenil de Cataluña.   en el que se analizan las historias de victimización por EIV en
          La alta prevalencia observada (97%) es muy similar a las cifras   jóvenes delincuentes a partir de la información proporcionada
          obtenidas en muestras similares en Estados Unidos (Abram et   por ellos mismos. A su vez, la aplicación de un instrumento
          al., 2004) y en Rusia (Ruchkin et al., 2002)violence exposure,   válido y fiable, con una clara definición conceptual del fenó-
          and personality traits in Russian male juvenile delinquents.   meno EIV y que ya ha sido utilizado en muestras de diferentes
          METHOD:  Posttraumatic  stress  and  comorbid  psycho-  orígenes y contextos, permite la comparativa con los resulta-
          pathology were assessed by a semistructured psychiatric in-  dos de estudios nacionales e internacionales.
          terview (Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia
          for School-Age Children-Present and Lifetime Version, de
          92,5% y 96% respectivamente. Estos resultados refuerzan la
          idea de que delincuencia y victimización se encuentran estre-
          chamente relacionadas y que las experiencias de EIV podrían
          favorecer el desarrollo posterior de conductas delictivas en los
          jóvenes que las han vivido.

          A pesar de que el estudio de la EIV en el ámbito intrafamiliar
          ha despertado mayor interés en los investigadores, nuestros
          datos apuntan a que gran parte de las experiencias de EIV
          vividas por los jóvenes de justicia juvenil tienen lugar en el
          entorno comunitario, por lo que resulta imprescindible de-
          sarrollar programas y políticas de prevención de la violencia
          especialmente en este contexto.

          A partir de los resultados obtenidos, debe instarse a los profe-
          sionales encargados de la rehabilitación de los jóvenes que in-
          gresan en el sistema de justicia juvenil que aborden con ellos
          sus historias de victimización para tener en cuenta qué tipos de
          experiencias y qué modelos de conducta han tenido a lo largo
          de sus vidas y adaptar los programas educativos a sus necesida-
          des específicas. Asimismo, deberían facilitarse oportunidades de
          relación y conducta alternativas a las situaciones de violencia a
          las que han sido expuestos, balanceándose los recursos destina-
          dos a corregir las conductas infractoras con aquellos que deben
          dirigirse a tratar los efectos de la victimización.

          Puede concluirse que los resultados muestran la necesidad de
          intervenir no sólo con el joven infractor, sino con su contexto
          familiar y entorno comunitario, si el objetivo es la reintegra-
          ción social de estos jóvenes y el cese de las conductas delictivas.
          En caso contrario, estos chicos y chicas regresarán a contextos
          en los que la violencia es la primera respuesta y la forma más
          frecuente de afrontar la vida, lo cual dificultaría la adopción
          de estilos de conducta  alternativos, en los que las relaciones y
          los problemas se resuelven de manera pacífica y constructiva.

          En cuanto a las limitaciones del estudio, cabe tener en cuenta
          la composición de la muestra. La proporción de jóvenes que

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