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Investigación Empírica
Los estudios científicos revelan que los varones son En 2004, Lorber y O’Leary aclararon una vez más con
más susceptibles a un mayor desarrollo de actos violentos su investigación, que la vivencia de la agresión en el ambiente
comparativamente con las niñas (Baldry, 2003). Esta violencia familiar de origen es un fuerte factor de riesgo al surgimiento
por parte de los niños es más evidente cuando existe violencia de comportamientos agresivos más tarde en el matrimonio
en la familia y la forma como esta violencia familiar es vivida así como para el desarrollo de una personalidad agresiva.
por el menor, irá afectar sus futuras respuestas a conflictos
en varias situaciones de su vida – inclusive en la escuela hacia Conclusión
sus compañeros (Davies & Cummings, 1994; Grych &
Cardoza Fernades, 2001; O’Brien & Chin, 1998; cit. in Grych, La literatura confirma que la forma como se establece
Wachsmuth Schlaefer & Klockow, 2002). la relación entre los miembros de la familia y la forma como
se resuelven los conflictos familiares afectará la percepción
Según Smith (1990), haber sido testimonia de la de los menores envueltos en estos contextos, aunque de
violencia durante la infancia o tener una historia de abuso en forma indirecta.
la familia de origen son considerados factores de riesgo para
que se desarrolle una conducta de mal tratante. Otros autores Los menores establecen un camino de aprendizaje
inventarían otros factores, como las experiencias negativas de que se cultiva hacia una personalidad que será construida
vida, los conflictos entre los progenitores y la diminuta conforme a lo que les enseñan y apuntan como siendo
intimidad familiar (Davies & Windle, 1997). Por otro lado, legítimo en el establecimiento de relaciones sociales. La
se ha descubierto que la delincuencia y el consumo de drogas principal fuente de este aprendizaje y el desarrollo de una
están relacionados también con el conflicto interparental conducta vinculada a valores y normas pro sociales es sin
(Dornfeld & Kruttschnitt, 1992). duda la familia y es a partir de ella y de su ejemplo que los
menores tendrán más probabilidades de desarrollar
Algunas investigaciones sugieren una correlación determinado tipo de conductas. En este sentido, la
positiva entre los comportamientos de los padres exposición de los menores hacia la violencia y los conflictos
(especialmente la violencia interparental) de los mal tratantes de sus progenitores propicia en dichos menores una mayor
y la violencia hacia su pareja (Simons, Lin & Gordon, 1998). probabilidad de conductas agresivas y violentas en el futuro.
Estas conductas son la consecuencia de una aprendizaje de
los comportamientos de violencia por la modelación, la Para que sea disminuida esta problemática, es crucial
inexistencia por parte de los padres de un suporte adecuado actuar en las familias de forma a proporcionar alternativas de
(favoreciendo las actitudes antisociales) y la validación de la resolución de sus conflictos, sea a través del entrenamiento
idea incorrecta de que la agresividad y la punición corporal de competencias parentales o de programas mas amplios que
son conductas aceptables. actúen en los varios subsistemas de vida de los niños (véase
Gonçalves, 2003). En cualquier caso, los trastornos de
Un estudio realizado por Cottrell y Monk (2004), ha conducta que suelen surgir en los niños que son expuestos a
demostrado que existen factores en común a los jóvenes que los conflictos y a la violencia interparental deben ser
sostienen comportamientos de agresividad hacia los percibidos como más uno de los problemas que benefician
progenitores: la familiaridad con la vivencia de que la figura largamente de una intervención precoz y que
masculina es la fuerza que intimida y el aprendizaje por parte independientemente de lo rumo que tome el conflicto de sus
de los menores de la confirmación de que la mujer tendrá padres aquellos serán siempre los menos protegidos y los
que ser dominada. En esta investigación se constató además, más vulnerables en toda la tormenta.
que los padres de estos niños no los victimaban directamente,
no poseían prácticas parentales adecuadas y los menores
tenían una percepción negativa de sí mismos, sufriendo de
una elevada vulnerabilidad y aislamiento. Estos factores se
hallaban enraizados una vez más en cuestiones relacionadas
con las vivencias familiares.
Existe según Yanes y González (2001) una
responsabilidad innegable de los padres en lo que respecta a
los comportamientos adquiridos por los menores hacia las
futuras parejas, aumentando el riesgo siempre que su hijo
identifica que la violencia interparental favorece al progenitor
de su sexo.
80 Infancia, Juventud y Ley