El conocimiento de estos problemas puede ayudarnos a comprenderlos mejor y a prepararnos para ayudar a nuestros hijos o hijas a superar traumas y pérdidas del pasado.
– Escuela de Familias Adoptivas
Algunos/as niños/as y adolescentes (NNA) han vivido desde muy pequeños/as experiencias muy difíciles porque su familia de origen no ha podido cubrir sus necesidades de cuidado, protección y desarrollo. La dificultad para que sus necesidades básicas fueran cubiertas, derivaron en situaciones de desamparo y riesgo graves. Una vez que la administración asume la guarda y tutela del/la NNA, se toman medidas de protección como el acogimiento familiar o el residencial. El niño o niña que está en acogimiento familiar ha pasado en su corto periodo de vida por un proceso intenso y difícil que implica importantes consecuencias emocionales, siendo una de las más habituales el fenómeno conocido como “conflicto de lealtades”.
Este “conflicto de lealtades” es un dilema emocional en que el/la menor siente que debe elegir entre el afecto de su familia de origen o el de su familia de acogida. Al encontrarse acogido y cuidado por su nueva familia, puede rechazar o temer vincularse emocionalmente a ella, al sentir que puede estar traicionando el vínculo que tenía con su familia de origen. Este dilema puede generarles muchas inseguridades y una mezcla de emociones intensas tales como tristeza, miedo, ira, frustración o culpabilidad.
Este malestar emocional probablemente no lo puedan verbalizar y lo intenten ocultar, silenciando sus propios sentimientos. En otros casos pueden mostrarse agresivos con los nuevos referentes adultos, lo que contrasta con sus necesidades afectivas. Podemos observar también que tienen manifestaciones tales como un estado anímico bajo, enfados desproporcionados o incluso problemas del comportamiento, y en la adolescencia autolesiones o consumo de sustancias para gestionar su sufrimiento emocional.
Tendremos pistas de que está ocurriendo un conflicto de lealtades si el NNA se niega a hablar de su familia o rechaza las visitas. En cualquier caso, el conflicto de lealtades suele ocurrir con más frecuencia e intensidad cuando existe algún tipo de rivalidad o conflicto entre ambas familias y si se desprestigian mutuamente. Los/as menores pueden pensar o sentir que deben escoger a qué familia querer más.
Para prevenir que ocurra este fenómeno se necesita que ambas familias colaboren en algunos objetivos comunes básicos y que haya una coherencia en las pautas educativas, o al menos reducir al máximo las desautorizaciones mutuas que puedan estar realizándose. A veces es necesario que profesionales externos medien para que no se produzcan enfrentamientos entre ambas familias, para que el/la NNA entienda que al no haber conflicto no tiene que elegir entre ambos vínculos de apego. Además, la familia de acogida debe hacer un trabajo de empatía hacia el/la menor, respetando sus vivencias y a su propia familia de origen. En necesario permitir un clima de confianza en el que pueda expresar (si quiere) sus emociones en relación a su propia situación y a sus dos familias, sin tratar de posicionarle contra lo que ha vivido, ya que formará siempre parte suya.