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DOSSIER


                                       La construcción de la identidad profesional en el alumnado de Trabajo Social


                  1. MARCO CONCEPTUAL

                  1.1. Identidad


                  La identidad es un concepto estudiado desde diversas disciplinas y a partir del siglo
                  XX, con la influencia del pensamiento psicoanalítico, se incorpora al discurso de las
                  Ciencias Sociales (Marcús, 2011), donde destaca la obra precursora “Identidad: Ju-
                  ventud y Crisis” (1968) de Erik. H. Erikson.

                  Asimismo, partimos del enfrentamiento de quienes conciben la identidad como esen-
                  cia fija y basada en la concepción propia de la persona, y aquellos/as autores/as como
                  Erikson (1968), Berger y Luckmann (1988), Hall (1996) y Dubar (2000) que la entienden
                  como el resultado de una construcción social. El individuo interactúa con la sociedad y
                  no se puede abstraer de dichos condicionamientos. Sin entrar en profundidad en dicha
                  discusión se hará uso de aquellos postulados teóricos de esta segunda concepción.
                  Por ello, convenimos con Claude Dubar que la identidad es “el resultado estable y pro-
                  visional, individual y colectivo, subjetivo y objetivo, biográfico y estructural, de los diver-
                  sos procesos de socialización que, conjuntamente construyen los individuos y definen
                  las instituciones” (2000, p. 102). Esta definición sitúa la identidad como elemento diná-
                  mico, construido y que implica un proceso autorreflexivo que integra el conocimiento y
                  la experiencia sobre el sí mismo y las atribuciones asumidas o rechazadas de los otros
                  (grupo social al que pertenece o un otro ajeno).


                  En la línea de Dubar, Berger y Luckmann (1991) aluden a una condición subjetiva y otra
                  objetiva, ésta última se institucionaliza a partir de los significados legitimados y com-
                  partidos por la comunidad del individuo. A su vez, la dimensión subjetiva se desarrolla
                  a partir de un proceso de socialización, explicado por el sociólogo Guy Rocher (1980)
                  como proceso por el cual el individuo “aprende e interioriza, en el transcurso de su vida,
                  los elementos socioculturales de su medio ambiente, los integra a la estructura de su
                  personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales significativos, y
                  se adapta así al entorno social en cuyo seno debe vivir” (p. 133-134). De modo que el
                  proceso de socialización permite, entre otras cosas, la capacidad de relación con el
                  “otro” y el proceso reflexivo de personalización.

                  A su vez, la identidad se comprende por su carácter temporal, tal y como referencia
                  Dubar e intuye Erikson (1968), al inscribirla en un proceso de desarrollo psicosocial,
                  resultado de la integración de todas las identificaciones biográficas y relacionales que
                  lleva a cabo el individuo durante la trayectoria de vida; y que se configura a partir de la
                  resolución positiva de crisis identitarias correspondientes en cada etapa vital. Erikson
                  integra en la identidad una dimensión social al desarrollo individual y extiende el con-
                  cepto de desarrollo de la personalidad a su carácter dinámico y cambiante.


                  TRABAJO SOCIAL HOY 3.   Cuatr. 2021, n.º 94 [7-28] ISSN 1134-0991        9
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