Cuando hablamos de apego hacemos referencia al vínculo afectivo que se establece desde los primeros momentos de vida entre el bebé y sus figuras de referencia o las personas encargadas de su cuidado. La función del apego es asegurar es la supervivencia y posterior desarrollo integral del NNA. Esta vinculación es una relación bidireccional, puesto que la calidad de la misma va a depender tanto de los recursos del NNA para demandar sus necesidades y deseos, como de las competencias parentales de las figuras de referencia para interpretar y responder a las mismas. Una vez que se ha establecido esta conexión emocional, las figuras de referencia le aportan los buenos tratos que precisa, como son el afecto, la seguridad y la protección.  

El apego seguro permite al NNA explorar, conocer el mundo, relacionarse con los otros y confiar en sí mismo bajo la tranquilidad de sentir que las personas con quienes ha vinculado va a estar allí para cuidarle y protegerle. Cuando esto no ocurre, los miedos e inseguridades influyen en el modo de verse a sí mismo, de interpretar el mundo y de relacionarse con los demás. 

Existen cuatro tipos de apego; el apego seguro, caracterizado por afecto y protección, donde prima la incondicionalidad, el NNA sabe que sus figuras de apego siempre van a acompañarle y apoyarle, el NNA se siente querido, aceptado y valorado. En el apego ansioso y ambivalente, el NNA no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de impredecibilidad, lo constante en los cuidadores es la inconsistencia en sus respuestas de afecto, cuidado y seguridad. El tercer tipo de apego es el apego evitativo, donde el NNA ha asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento y una fingida autosuficiencia compulsiva tendiendo a la desconexión emocional y poniendo distancia con las personas con las que interactúa. Y por último en el apego desorganizado nos encontramos una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo, donde el NNA presenta comportamientos incongruentes y disfuncionales. En este último tipo de apego, lo habitual en los cuidadores han sido interacciones negligentes, de abandono y/o maltrato, cuya consecuencia en el NNA es la pérdida de confianza en su cuidador o figura vincular, y por ende también en las demás personas con las que se vaya encontrando, puesto que crece con la sensación de que no puede confiar en los demás y que si corre algún riesgo nadie le va a proteger, y por último otra de las consecuencias de este tipo de apego es la percepción constante de vivir en peligro, viendo el mundo como un lugar inseguro en el que no va a poder desenvolverse, por la falta de confianza en sí mismo que le ha generado la falta de afecto y protección. 

Es importante destacar la importancia que tiene la sintonía en el proceso del apego, entendiendo ésta como la capacidad de las figuras de apego para interpretar correctamente las señales del NNA y responder adecuadamente a ellas. 

En resumen, para que se desarrolle un vínculo de apego seguro, el NNA necesita que su figura de apego sea una persona con sensibilidad, es decir, que esté atento a sus señales, tenga la empatía necesaria para interpretarlas correctamente y la capacidad de respuesta para satisfacer sus necesidades de forma adecuada, coherente y estable. Sólo así el NNA logrará sentirse seguro, confiado para relacionarse con los demás y atreverse a explorar y a aprender sobre el mundo que le rodea. 

En todas las culturas el sistema de cuidados constituye el contexto fundamental para un desarrollo saludable. Un sistema de apego seguro y sano puede amortiguar el impacto de estresores altamente traumáticos, mientras que un sistema de apego disfuncional puede ser por sí mismo un riesgo significativo para el niño/a. Las figuras de apego deben ser capaces de proporcionar a los NNA habilidades que les ayuden a desarrollarse adecuadamente en todas las áreas de su vida, y cuando esto no ocurre el NNA sufre y crece sin herramientas que le permitan enfrentarse a la vida con éxito. Es ahí cuando se manifiesta la necesidad de estos menores de reconstruir su sistema de apego con un nuevo referente que le proporcione un buen andamiaje emocional. Eso requiere que la nueva figura de apego sea una persona con recursos y competencias suficientes para transformar las huellas de un apego inseguro en una oportunidad de reconstruir esa base desde los buenos tratos.  

Por ello desde el servicio de Acogimiento Familiar Especializado (AFE), ponemos en el centro de la intervención el vínculo de apego del NNA, entendiéndolo como la base de sus conductas, emociones y creencias, y se tiene en cuenta en todo el proceso de acogimiento las vinculaciones afectivas como unas de las protagonistas del éxito de acogimiento. Está claro que son muchas y variadas las variables que pueden determinar el éxito del proceso de acogimiento, pero se ha visto que un buen número de ellas tienen una relación significativa con el sistema de apego.  

No hay que olvidar que la familia acogedora va a necesitar de un buen acompañamiento por parte de un equipo profesional, para desarrollar las habilidades necesarias, que le permitan dar respuestas sensibles, coherentes y consistente y generar así una vinculación sana y de calidad con el NNA. 

Por último, tener en cuenta la importancia de conocer la calidad, desarrollo y el estilo del apego del NNA con los padres biológicos, tanto para tenerlo en cuenta en la selección de la familia acogedora, como para conocer con qué recursos afectivos cuentan la familia de origen de cara a la posible reunificación y cuáles son y han sido los obstáculos a tratar en la intervención. 

«El apego es un vínculo emocional profundo y duradero que conecta a una persona con otra a través del tiempo y el espacio». 

John Bowlby 

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