En este momento del Servicio de Acogimiento Familiar Especializado la mayor parte de nuestra labor se focaliza en caracterizar de una manera detallada y exhaustiva a los niños, niñas y adolescentes (NNA) que tanto las residencias como los/as técnicos/as de la Unidad de Acogimiento Familiar de la Comunidad de Madrid han valorado que podrían beneficiarse de alguna de las dos modalidades de Acogimiento Familiar Especializado actualmente en marcha.

Estos NNA comparten, más allá de las características diferenciales que hacen realmente único cada caso, una serie de características que pueden llevarnos a hacernos una idea del tipo de necesidades que cubre nuestro servicio y este nuevo tipo de acogimiento que estamos implantando en la Comunidad de Madrid.

    • Han sido menos estimulados para explorar el ambiente de una manera segura, pudiéndose asociar a menos experiencias de aprendizaje significativo y sus habilidades motoras pueden verse reducidas.

    • Presentan estilos de apego inseguros que se traducen en una menor autonomía para afrontar retos.

    • Se ven muy mermadas las capacidades de regulación emocional y las habilidades sociales, lo que hace que aumenten los conflictos interpersonales, que no saben resolver.

    • Estos conflictos además se ven incrementados debido a su percepción del mundo, en el que se ve distorsionada la comprensión de las intenciones de los demás.

    • Viven en un mundo mucho más amenazante de lo que ya es, reaccionando a menudo de manera desajustada para protegerse, lo cual genera a su vez rechazo en los demás, confirmando de forma fatídica sus imágenes y creencias catastrofistas sobre el mundo y sí mismo.

Es necesario tener siempre presente que estas dificultades de relación y comportamiento comparten este origen traumático, así como el proceso de institucionalización (más cuando se dan ceses en intentos de acogimiento familiar y regresos a la residencia de acogida).

No obstante, no podemos obviar que también presentan fortalezas y capacidad resiliente:

    • Son niños/as y adolescentes que han aprendido a sobrevivir.

    • Han conseguido superar múltiples obstáculos en sus cortas vidas y se han adaptado como mejor han podido a un entorno difícil.

    • En ocasiones han asumido responsabilidades propias de personas adultas y se han mostrado autónomas e independientes en edades que no les correspondían.

Estas historias de vida truncadas llevan en muchos de estos NNA a desarrollar problemas de comportamiento y/o de salud mental. En otras ocasiones se le suman unas necesidades especiales o problemáticas específicas como pueden ser retraso en el desarrollo, algún tipo de discapacidad física, psíquica o sensorial, en los que se hace evidente que para poder atender estas necesidades van a precisar de unos cuidados especiales, más extensos y continuados que otros niños/as y adolescentes. De ahí la importancia de instaurar el acogimiento familiar especializado como la medida de protección más ajustada a sus necesidades y dificultades.

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