La primera toma de contacto con la información de cada uno de los casos derivados al servicio resulta a menudo conmovedora. Conectamos con duras historias de vida marcadas por experiencias de dificultades previas a la declaración de desamparo y a la retirada de la tutela como medida de protección. Estas experiencias, compartidas por muchos niños, niñas y adolescentes (NNA) que conviven en las residencias, han sido muchas veces traumáticas.

A pesar de que en ocasiones son los progenitores los que en su día pidieron alguna guarda voluntaria ante situaciones de emergencia, con conciencia de sus dificultades, la separación supone casi siempre un hecho traumático, tanto para los NNA como para la familia de origen, a pesar de todos los esfuerzos que se realizan previamente para evitarlo. 

También hay que tener en cuenta que la familia de origen sigue siendo fundamental para la construcción de la identidad personal de estos NNA. Muchos mantienen idealizados a sus progenitores a pesar de las circunstancias adversas compartidas, y muestran su deseo principal de volver con ellos. Los aspectos negativos del pasado tienden a ocultarse primero para después pasar a ser olvidados. Surgen mecanismos de defensa como fabulaciones y reconstrucciones de la realidad fantaseadas que se comparten con ánimo de proteger la autoestima. A veces ante la inseguridad sobre cómo manejar la situación unido a la carencia de habilidades, hace que los acontecimientos previos a la medida de protección pasan a convertirse en un tema tabú, quedando pendientes de ser reconocidas y asimiladas como parte de la historia de vida.   



Ante la falta de comprensión y aceptación de la medida de protección, se potencia en estos NNA los efectos del daño recibido añadiendo un conflicto de lealtades, el cual suele acrecentarse ante la posibilidad de ser acogidos por una familia desconocida. Este conflicto de lealtades también se agudiza si se establecen dinámicas en las que se continúa señalando y estigmatizando a la familia de origen, obstaculizando de esa manera su necesario sentimiento de pertenencia.  

Por ello, la inclusión de la familia de origen de los NNA en AFE resulta crucial a la hora de asegurar que el acogimiento pueda tener un efecto de reparación del daño emocional, facilitando además así la vinculación del NNA con la familia de acogida especializada. El equipo técnico AFE apoya y articula este proceso de trabajo conjunto con las dos familias, poniendo conciencia al papel de cada uno en relación a las necesidades del menor acogido.

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