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ítacas revista social
Era tan sólo un chaval cuando esos territorios aparentemente
solía subir a los cerros que yermos y sin vida un espacio
rodeaban mi casa, soñando que natural protegido.
tras ellos se escondía un paraíso
repleto de bosques, ríos, lagos y Con el tiempo, se fue cubriendo
animales surcando el cielo. Pero de verdes bosques y los lagos
mi mirada no llegaba apenas se rodearon de vida salvaje,
unos metros delante de mí. regresaron garzas, anátidas,
cigüeñas, zorros, rapaces,
Con el tiempo, comencé a jabalís, hasta la exigente nutria
descubrir que ese paraíso no quiso perder la oportunidad
existía, pero era ignorado por de indagar en este incipiente
todos. Se hallaba enterrado bajo paraíso.
un caótico mar de cemento,
sin embargo, lo sentía en mi Con el tiempo, el cemento
interior. comenzó a rezumar por sus
maltrechos poros pequeños
Con el tiempo, me encontré retazos de seres rebeldes,
con otras personas que decían afiladas lanzas de verdes tejidos
haber descubierto ese mismo rompían un gris caparazón
paraíso. infranqueable por la conciencia
humana.
Con el tiempo, estas personas se
lo mostraron a otras personas, y Con el tiempo, ya nadie se
luego, a otras más, y a sus hijos, acordó de que un día enterramos
y a sus nietos. la vida creyendo que el hombre
era capaz de crear la vida y no
Con el tiempo, éramos más la vida al hombre, y el sueño que
y más los que pensábamos fue de un chaval ahora es sueño
abrir las puertas del paraíso de todos.
de par en par para recuperar
todo un esplendor perdido Hoy ese chaval que imaginaba
por el desconocimiento y el coordinada el área del medio
envenenado magnetismo de lo ambiente de la Asociación
superfluo. Centro Trama y se acerca a esta
revista para contarnos cuál es
treinta
su ítaca.
Con el tiempo, se declaró en
Asociación Centro Trama