Page 109 - TSH-94
P. 109

INTERVENCIÓN PROFESIONAL

                                    Caso práctico de intervención social con una paciente de alcoholismo en el CAID
                                                        de Torrejón de Ardoz desde el modelo biopsicosocial


                  García (2015) analiza un perfil teórico de vulnerabilidad psicosocial como “factor de
                  riesgo que abarcaría una exposición alta a riesgos de comportamiento de salud y con-
                  sumo (…), estilos y estrategias de afrontamiento de mala calidad (…), resiliencia baja
                  que le impide adaptarse adecuadamente a las situaciones de amenaza (…), nivel de
                  estrés alto y con dificultades para manejarlo (…), figuras de apego deficientes (…), y
                  por último inteligencia emocional rasgo baja (…)” (García, 2015, p. 11).

                  Apud y Romaní (2016) señalan que “en el caso de la definición del National Institute
                  on Drug Abuse (NIDA), si bien sostiene formalmente la idea de “enfermedad cere-
                  bral”, también incluye diversos factores de vulnerabilidad, bajo la encrucijada de la
                  multifactorialidad: predisposición genética, edad de exposición a las drogas, y factores
                  contextuales en distintas áreas sociales, como la familia o el trabajo” (Apud y Romaní,
                  2016 p. 120).


                  El modelo del NIDA aparece claramente reflejado en el DSM-5 y su conceptualización
                  del trastorno por consumo de sustancias (TCS): “una particularidad importante del
                  trastorno por consumo de sustancias es el cambio subyacente en los circuitos cere-
                  brales que persiste tras la desintoxicación y que acontece especialmente en las perso-
                  nas con trastornos graves. Los efectos comportamentales de estos cambios cerebra-
                  les se muestran en las recaídas repetidas y en el deseo intenso de consumo cuando
                  la persona se expone a estímulos relacionados con la droga” (American Psychiatric
                  Association, 2014, p. 483, citado en Becoña, 2016).


                  Becoña considera que, desde un modelo biopsicosocial, nuestra formación profesio-
                  nal, nos lleva a entender al ser humano de modo integral, no parcializado ni reduc-
                  cionista, y señala que el modelo cerebral de las adicciones, por su reduccionismo,
                  no es asumible desde la perspectiva psicológica (Becoña, 2015 p. 123-124). Hall et
                  al., apostilla: “la adicción es un trastorno complejo biológico, psicológico y social que
                  necesita ser guiado por varias aproximaciones clínicas y de salud pública” (Hall et al.,
                  2015, citado en Becoña, 2015).

                  Borrell (2002, p. 175) señala que Engel creía que todos los fenómenos importantes
                  relativos a la salud participaban de aspectos biológicos, pero también psicológicos y
                  de carácter social.

                  Igualmente, indica: “la perspectiva biopsicosocial nos ha lanzado una grave adverten-
                  cia: tenemos que incorporar al paciente como sujeto -no mero objeto- del proceso
                  asistencial. Nace así una práctica del modelo que Bartz llama dialógica y que partiría
                  de un supuesto: la realidad de cada persona, de cada paciente, se interpreta -se crea
                  y recrea- a través del diálogo, y en este diálogo aparece una narrativa del paciente que
                  es necesario comprender” (Borrell, 2002, p. 177).



                  TRABAJO SOCIAL HOY 3.   Cuatr. 2021, n.º 94 [107-120] ISSN 1134-0991    109
                                 er


         TSH BARBOLLA.indd   109                                                              3/3/22   13:30
   104   105   106   107   108   109   110   111   112   113   114